Amics de la Rambla

Amics de la Rambla

Febrer 2014. Resum de Premsa sobre La Rambla

28 de febrer de 2014

Dimecres, 5 de febrer de 2014
La Vanguardia

Los comercios de Barcelona pasan a la ofensiva para evitar los cierres

La asociación de tiendas emblemáticas pide la declaración de monumento de Fargas y Monge | Ambos establecimientos están condenados a desaparecer por una reforma aprobada por el Ayuntamient

Los comercios singulares de Barcelona han decidido pasar a la ofensiva para salvar el patrimonio comercial de la ciudad. El continuo goteo de tiendas con encanto que anuncian su inminente cierre ante la imposibilidad de renovar las rentas de alquiler a precio de mercado por la entrada en vigor de la ley de Arrendamientos Urbanos (LAU) ha obligado a los comerciantes a actuar. 

Pero, curiosamente, el primer caso con el que han decidido batirse con la administración es el de la chocolatería Fargas, en activo desde 1827 en este mismo local, y la filatelia Monge, en la esquina de Boters y Pi, en Ciutat Vella. Ambas están afectadas no sólo por el fin de los contratos de alquiler, que expiran a final de año, sino también por un plan de reforma del inmueble que precisamente aprobó el pleno del Ayuntamiento, con los votos de CiU y PP, el pasado viernes y que convertiría este edificio -parcialmente deshabitado ahora- en una galería comercial. Los comerciantes parecen decididos a enfrentarse de cara con la propia administración municipal. 

La Associació Emblemàtics, que agrupa a medio centenar de negocios históricos, anunció el lunes por la noche la presentación de una petición con el fin de paralizar este proyecto de remodelación de la finca que afectaría a las tiendas centenarias. El Ayuntamiento reconoció haber recibido ayer este documento, que fue remitido a la alcaldía y a todos los grupos municipales, pero restó valor al escrito y aseguró que continuará adelante en la tramitación urbanística del plan. 

En la petición, la entidad de comerciantes solicita la incoación de un expediente de declaración de monumento de bien cultural de interés local. Esto comportaría catalogar los dos comercios como un único conjunto patrimonial que proteger, más allá de la singularidad de la propia finca. Un recurso administrativo que, según el abogado de la asociación, Josep Cruanyes, permitiría paralizar la concesión de licencia de obras mientras se re- suelva el expediente de catalogación. El edificio ya está catalogado como B (bien de interés local) por el Ayuntamiento, por lo que estaría obligado a mantener los elementos ornamentales, tanto exteriores como interiores, de la filatelia y la chocolatería, con decoración modernista y ochocentista, respectivamente. En el proyecto de reforma del inmueble no queda clara la protección de estos elementos. Así, prevé el traslado del mobiliario de la filatelia a otro espacio en un edificio contiguo, mientras que en el caso de la ornamentación de la chocolatería se prevé llegar a un acuerdo con los propietarios y la dirección de Patrimonio para trasladarla o buscar una solución consensuada y decidir qué hacer. 

La reacción del gobierno de la ciudad ante esta iniciativa fue limitarse a dar el enterado y recordar que el inmueble ya está protegido como bien de interés cultural local. "Lo primero que piden en esta instancia ya se cumple" aseguró una fuente municipal.

Tampoco Javier Mulleras, el portavoz del PP, que también votó a favor en este asunto, se dio por aludido y recordó que "la desaparición de estos comercios es consecuencia de la finalización del contrato de arrendamiento, no del plan de reforma".

Los grupos de la oposición que el pasado viernes votaron contra este proyecto de reforma, que afecta a la finca donde están ubicadas ambas tiendas, aplaudieron la iniciativa de la asociación de comercios emblemáticos y reclamaron la congelación de este proyecto. Sara Jaurrieta, del grupo municipal socialista, sostiene que es "preciso buscar una solución jurídica más amplia para el conjunto de los comercios, pero, para este caso, la paralización mientras se estudia la petición es razonable".

Por su parte, Isabel Ribas, del grupo municipal de ICV-EUiA, aseguró: "Moralmente, y creo que también legalmente, el Ayuntamiento tiene la obligación de paralizar la concesión de la licencia de obras mientras estudia este caso". Ribas lamentó que la petición de los comerciantes haya llegado tan tarde y recordó que en el periodo de información pública de este proyecto el único grupo que presentó alegaciones fue el de Iniciativa. Fueron desestimadas en bloque.

Jordi Portabella (ERC) urgió una reunión del consejo asesor del patrimonio para reconsiderar el acuerdo adoptado en el pleno. "Es intolerable el cambio de ordenación volumétrica que se quiere hacer en un edificio con catalogación B. Incumple la normativa para un edificio catalogado para luego hacer un nuevo catalogo". El presidente del grupo municipal de ERC sostiene que Barcelona "tiene un problema con su patrimonio" como se ha demostrado en numerosos casos como la Rotonda, la ampliación del Museu Picasso en la calle Flassaders o el hotel del Palau de la Música.

De ser aceptado, el escrito comportaría dar un paso más en la protección de las tiendas y obligaría al Ayuntamiento a paralizar cualquier actuación en el edificio hasta que no se resuelva el expediente de catalogación que los comercios solicitan. Para sustentar esta petición, la asociación de comercios singulares se basa en una sentencia de 1996 del Tribunal Supremo (TS) que hacía referencia a la protección de la plaza de toros Las Arenas. Un grupo de privados instó a la Generalitat a salvaguardar la fachada del coso taurino, a lo que el Govern se opuso. Tras un largo litigo el TS resolvió, según Cruanyes, que a lo largo del proceso de catalogación del edificio se debía paralizar cualquier actuación urbanística en el edificio. Al final, la plaza se protegió y la transformación posterior en un centro comercial tuvo que respetar las fachadas. 

Los comerciantes aseguran que hay motivos suficientes para salvaguardar los locales, ya que el propio Ayuntamiento ha reconocido su valor patrimonial. En este sentido, hacen referencia al libro Guapos per Sempre, editado por el Consistorio en el 2007, en el que se recogen los comercios más singulares e importantes desde el punto de vista histórico y patrimonial de la ciudad y en el que aparecen Monge y Fargas.

 http://www.lavanguardia.com/local/barcelona/20140205/54400846001/comercios-barcelona-pasan-ofensiva-evitar-cierres.html#ixzz2sR7MvoYX 
Dijous, 6 de febrer de 2014
El Periódico

Tres detinguts pels disturbis en la marxa de suport al Gamonal

Tres joves de 19, 20 i 21 anys han estat detinguts pels Mossos d’Esquadra acusats d’haver participat en els violents disturbis que es van desencadenar el passat 17 de gener després d’una manifestació de suport als veïns del barri del Gamonal, a Burgos. Per la seva part, en paral·lel, la Guàrdia Urbana ha imputat dos nois –un d’ells és un dels detinguts pels Mossos– delictes d’atemptat, desordres públics i danys per l’atac a la seva comissaria de la Rambla.
Segons un comunicat dels Mossos, els detinguts van participar presumptament en un atac a la seu del Tribunal Superior de Justícia contra el qual van llançar objectes, cosa que va causar el trencament de vidres així com un incendi a la porta. La policia els acusa de destrossar una cabina i de formar part del grup que va atacar la comissaria de la Guàrdia Urbana.
Aquesta va ser l’acció més greu d’aquella nit, perquè un grup de joves va començar a llançar cadires que agafaven de les terrasses de la Rambla contra l’entrada de la comissaria i van obligar els agents municipals a refugiar-se a l’interior de l’establiment. Aquesta acció i altres disturbis d’aquella nit van portar la Brigada Mòbil, els antiavalots dels Mossos, a fer servir per primera vegada el canó de so, un dels elements amb què han reemplaçat les pilotes de goma.
L’edat dels detinguts confirma la impressió que entre els comandaments policials es va estendre la mateixa nit dels disturbis, en què ja s’alertava que els participants en els disturbis eren molt joves.
Els fets pels quals estan acusats aquests nois es van produir al final d’una manifestació en què unes 2.000 persones van expressar el seu suport als veïns del Gamonal. Des de l’ajuntament, que va xifrar en 7.000 euros el valor dels danys causats, ja s’ha avançat que el consistori es personarà com a acusació contra els detinguts.

Dijous, 6 de febrer de 2014
El Periódico

El creuer més gran del món tria BCN com a port base per al 2015

L’anunci, fa uns mesos, que el creuer més gran del món –amb capacitat per a 6.318 viatgers i 2.384 tripulants– havia de fer tres travessies curtes amb sortida des de Barcelona la tardor que ve va fer sospitar el sector que la naviliera Royal Caribbean sondejava la resposta del mercat mediterrani i, en especial, de Barcelona, per fer un pas endavant. Els presagis es van confirmar ahir amb la notícia que l’ Allure of the Seas (bessó de l’ Oasis , que desfilarà aquest any per la capital catalana) ha escollit la ciutat com a port base per a les seves 22 travessies setmanals de la temporada alta del 2015. Es calcula que l’impacte econòmic a Espanya (farà escales setmanals a Palma de Mallorca i dues de puntuals a Màlaga) serà d’un total de 27 milions d’euros.
El vaixell gegant, que pesa 225.000 tones, arribarà a començaments del mes de maig procedent del Carib, on ha navegat fins ara. Primer farà un creuer breu (5 dies) des de la capital catalana, i després el seguiran les 22 sortides de set dies –Palma, Marsella, La Spezia, Civitavechia (Roma) i Nàpols–, amb final a Barcelona. Es preveu que durant la temporada transportarà més de 150.000 passatgers (comptabilitzats com 300.000 entre escales i embarcaments), arribats de tot el món, ja que el vaixell en si mateix és una atracció única, que se suma a l’oportunitat de veure’l desfilar per aigües europees.
La companyia considera que la decisió de situar-lo a la capital catalana, substituint el Liberty (més petit) converteix Espanya en referent mundial del creuer. En la pràctica, «consolida» el poder d’un port, el barceloní, que fa anys que és el primer d’Europa i el quart del món, només superat pels de Florida (EUA), on l’activitat creuerística està molt més arrelada que a cap altre lloc, com va valorar el president del Port de Barcelona, Sixte Cambra. Va afegir que la decisió «demostra l’oferta ferma de Royal Caribbean per Barcelona i el seu port».
La ciutat serà la gran beneficiada de la presència d’aquest tipus de vaixell de forma regular, ja que els viatgers solen pernoctar uns dies a la zona on inicien o acaben ruta. La directora general de la companyia a Espanya i França, Belén Wangüemert, va destacar ahir la important aportació econòmica que suposaria per a Barcelona, així com la confiança que mantenen en el mercat turístic espanyol.

CENTRAL PARK / El supervaixell, que va començar a navegar el desembre del 2010, ha fet història –com el seu bessó– perquè aglutina més opcions d’oci, gastronomia i esport que qualsevol altre competidor. Va trencar motllos a l’integrar un passeig central, a l’aire lliure, inventant els camarots exteriors, però amb vistes a la part central del vaixell. Allà hi va instal·lar un Central Park amb més de 12.000 plantes naturals, tirolina, piscines de surf, cavallets i fins i tot suites de format loft amb vistes. Entre les seves singularitats inclou un Aquatheater (piscina de salts acrobàtics i espectacles), 32 bars i restaurants, 16 cobertes, 24 ascensors i 2.000 dels seus 2.706 camarots amb balcó.
Després de l’èxit de vendes dels minicreuers de l’ Oasis per a aquesta tardor (on farà travessies de 4 i 5 dies, aprofitant que arriba per a una posada a punt en la drassana de Rotterdam), la naviliera confia que el seu germà segueixi els mateixos passos i posarà a la venda els passatges a partir del pròxim dia 18.

xifres a l’alça
RÈCORD TAMBÉ A L’HIVERN
LA RECUPERACIÓ

El 2013 el port de Barcelona va aconseguir recuperar les xifres rècord del 2011, al superar els 2,6 milions de creueristes. L’any 2012 la marca havia caigut lleugerament per circumstàncies conjunturals del sector. Les previsions d’aquest any són igualment optimistes, amb la presència dels vaixells més innovadors del moment. DESESTACIONALITZACIÓ

De moment, la temporada considerada baixa està sent extraordinària. Com ja va avançar EL PERIÓDICO a l’octubre, 36 noves escales permetran al port arribar als 836.000 creueristes des d’aquest mes fins al pròxim març. Cada vegada més companyies mantenen sortides durant tot l’any, destacant l’oferta hivernal de la ciutat.

Divendres, 7 de febrer de 2014
El País
Tesoros urbanos de anteayer
¿Qué tienen en común las entradas al metro de París de Hector Guimard, las cabinas telefónicas de Reino Unido y las farolas-banco del paseo de Gracia barcelonés erróneamente atribuidas a Gaudí? Todas causaron estupor y todas han terminado convertidas en iconos de su ciudad. Así, la oposición que provocaron cuando comenzaron a instalarse, a principios del siglo XX, se ha transformado hoy en una protección que vela por su conservación.
Se cuentan por millones los turistas que cada año se retratan en uno de los 32 bancos-farola que quedan. El legendario “Falqués, te colgaremos de tu propia farola” evoca el rechazo que, en 1906, sufrió su autor, el arquitecto municipal Pere Falqués i Urpí, pero actualmente los bancos están protegidos y, además de alumbrar y ofrecer asiento, recuerdan al visitante que el modernismo barcelonés se extiende más allá de Gaudí. La historia de este elemento urbano (incluida su interpretación de 1974 en forma de farola-jardinera) es un ejemplo de convivencia entre el patrimonio arquitectónico y la evolución de la ciudad. Pero no siempre sucede así. La chocolatería Fargas, que abrió en 1827, deberá cerrar a final de año cuando concluya su contrato de alquiler y los propietarios del edificio donde está ubicada lo transformen en un centro comercial. El alcalde, Xavier Trías, se comprometió hace unos días a proteger los comercios singulares, pero lo hizo tras aprobar ese centro comercial. Curiosamente, los menos conservadores, PSC, IC y ERC, se opusieron al proyecto. También cerrarán otras tiendas singulares como la pastelería La Colmena o el colmado de Quílez.
La primera cabina telefónica británica, diseñada por sir Giles Gilbert Scott en 1924, no era roja. Se pintó para hacerla más visible. Y fue alterándose con el paso del tiempo hasta que se percataron de que apenas quedaban “originales” de ese elemento aparentemente insignificante y, sin embargo, emblemático. Hoy, hay “primeras” cabinas en la Royal Academy de Londres o en el MIT (Massachusetts Institute of Technology) de Boston. Pero para cuando surgió la norma que las protege, buena parte había desaparecido camino de las casas de subasta. Algo similar sucedió en París. De las 141 entradas de metro Art Nouveau ideadas por Guimard apenas quedan 86, incluida la de la colección del MoMA y descontada la de Châtelet, una réplica erigida en el año 2000 que conduce a preguntarse: ¿qué nos lleva a destrozar lo original y a tratar de resucitarlo luego como pastiche?
La ambigüedad a la hora de establecer el grado de protección que tienen estos elementos facilita su deterioro. Se protegen edificios y jardines, pero no farolas: las partes preservadas dependen del todo de quien pertenecen. Y son muy pocos los inmuebles íntegramente indultados. Sin embargo, incluso quienes no atienden a razones culturales harían bien en prestar atención a las económicas. Una cabina puede parecer poco, pero ¿qué visitan los turistas cuando ya han estado en la Giralda o en la catedral de Santiago?
El patrimonio urbano pequeño contribuye más que el monumental a la riqueza de las calles. Se conserva en sociedades con conciencia patrimonial, como la italiana, en ciudades con escasos bienes urbanos —como las norteamericanas— o con pocas posibilidades de renovación, como las portuguesas o las checas. Y su conservación habla de civilización. “La presencia de tiempos diferentes en la ciudad da un significado más profundo y rico al espacio urbano”, argumenta el arquitecto Manolo Gallego, autor de rehabilitaciones como la del Museo de Bellas Artes de A Coruña. Además de cuidar lo que merece cuidado, no se trata de atraer al turismo con gestos monumentales sino de intentar que vuelva. Una ciudad construida a capas es como un buen libro, o una buena película: permite relecturas, se deja ver de nuevo.
Más allá de una normativa interpretable, la protección del patrimonio histórico es un terreno pantanoso porque cada Ayuntamiento tiene su catálogo de Bienes de Interés Cultural (BIC) y además —y ahí está la clave— aplica su propio criterio —variable— para alterarlo. Así, los catálogos establecen diversos niveles de protección (integral, parcial, ambiental...) y buena parte de los elementos icónicos (farolas, rejas, letreros, pavimentos o quioscos) se escurre entre esas interpretaciones. En ese magma, los elementos aislados pueden quedar desprotegidos. Pensemos en los buzones amarillos de fundición: ¿cuántos ha visto desaparecer en su barrio? ¿Sería posible encontrar una cabina como la que encerró a José Luis López Vázquez en la película homónima que dirigió Antonio Mercero en 1972? Con una protección fragmentaria y arbitraria, ¿cómo hacer compatible memoria urbana, cuidado del patrimonio y vida en los edificios céntricos?
El arquitecto Carlos Lamela, que firmó la T4 de Barajas y ahora trabaja en el diseño del complejo Canalejas —la reconversión de varios edificios históricos en un centro comercial con hotel junto a la Puerta del Sol de Madrid—, considera que no es posible proteger un patrimonio al que no se da uso: “O somos suficientemente flexibles para permitir que la protección no sea una barrera insalvable, o muchos edificios morirán”, esgrime. Aunque su proyecto hará desaparecer gran número de vidrieras, rejas, puertas y cornisas, considera que es el uso lo que protege a los inmuebles y argumenta que si la mezquita de Córdoba no hubiese sido transformada en catedral cristiana, hoy no existiría.
Sin embargo, el arquitecto Alberto Tellería, especialista en historia, defiende que el 99% de los edificios antiguos sigue en uso sin necesidad de destruir sus valores patrimoniales. “La necesidad de reformar no obedece habitualmente a la obsolescencia de los inmuebles sino a criterios especulativos”, opina. Y pone como ejemplo, precisamente, a ese futuro complejo Canalejas en el corazón de Madrid. Explica que tras la mudanza al extrarradio de las sedes bancarias que ocupaban esos edificios “tocaba recoger las plusvalías generadas por la revalorización de los solares del centro urbano”. Y que “ya antes de que estallase la burbuja inmobiliaria el banco de Santander negoció la venta de la manzana partiendo de un plan mucho más proteccionista que el actual [realizado por Rafael de la Hoz]”. Sin embargo, cuando esa operación se truncó, “como el banco no quería renunciar al valor que había asignado al conjunto, removió Roma con Santiago para que le permitiesen remodelar la manzana, añadiendo plantas y destrozando el interior”. Hace un año, el Santander vendió ese patrimonio por 215 millones de euros al grupo Villar Mir. Obtuvo una plusvalía de 85 millones de euros pero sacrificó una colección irrepetible de vidrieras, mostradores, columnas, puertas y rejas.
Aunque es probable que un nuevo centro comercial revitalice un barrio, destruir el patrimonio a golpe de cambios de catalogación desprestigia una ciudad, su arquitectura y al Ayuntamiento que lo permite. Fue el consistorio madrileño el que cambió la protección del interior de esos edificios al considerar “destrozado por los cambios de uso” lo que Tellería califica de “tesoro urbano”. Una interpretación tan dispar deja claro que en el debate sobre cómo aunar protección de patrimonio y nueva vida en los edificios antiguos por encima del cuidado patrimonial parecen imperar los criterios económicos. ¿Cómo mantenerlos a raya? ¿Cómo hacer que el largo plazo de las ciudades resista al cortoplacismo de tantos ayuntamientos endeudados?
El arquitecto Enrique Bardají, que realizó el Plan Especial de Protección y Rehabilitación de Santiago de Compostela y actualmente dirige el equipo que revisa el catálogo de Madrid, explica que los últimos 30 años de protección histórico-arquitectónica han estado condicionados por el rechazo radical a las políticas de demolición indiscriminada que se practicaron después de la Segunda Guerra Mundial en toda Europa. Frente al mantenimiento de todo aquello que tiene “suficiente antigüedad”, él propone valorar la relación entre edificio y ciudad para introducir mejoras en los inmuebles de los cascos históricos. Así, Bardají aboga por inyectar mayor laxitud. Sin embargo, hechos como que en algunos catálogos de Bienes de Interés Cultural las construcciones desnudas precursoras de la modernidad se juzguen como poco valiosas, ilustran la desprotección de la arquitectura moderna que ha permitido la desaparición, en 1999, de una obra tan relevante como la Pagoda que Miguel Fisac construyó en Madrid en 1965. “Aquí se plantearon 100 años de antigüedad mínima como regla y todos los inmuebles del reinado de Alfonso XIII o de la modernidad quedaron desprotegidos”, explica Tellería.
La norma para controlar el patrimonio —los catálogos— corre el doble riesgo de burocratizar los procesos de saneamiento y de convertirse en coladero. ¿Cómo? Permitiendo a la vez una interpretación muy estricta que lleva a paralizar la reforma de comercios —y a cerrarlos durante meses— por haber sustituido una pequeña pieza de fachada en una zona de protección ambiental —la más leve— y, a su vez, amparando operaciones que eliminan un reguero de elementos urbanos con una lectura mucho más laxa del mismo manual. Esa interpretación arbitraria desemboca con frecuencia en un limbo legal donde, salvo los monumentos de primera fila, todo puede alterarse. Semejante desprotección contrasta con legislaciones como la neoyorquina, por ejemplo, donde puede protegerse un edificio cuando se cumplen 30 años de su construcción.
Cuando Bardají defiende que los edificios del pasado deben poderse modificar argumenta que en la mayoría de las casas debe prevalecer habitabilidad sobre protección. La Pedrera de Gaudí sigue siendo un edificio de viviendas. Y el obrador de la pastelería Fargas sigue cociendo chocolate. “Casi cualquier uso puede ser compatible con la protección de un inmueble”, explica. Tellería le da la razón: “Que un edificio se proteja no quiere decir que no se pueda intervenir en él, sino que se establecen cautelas para asegurar actuaciones que no mermen sus valores histórico-artísticos”, explica al tiempo que recuerda que el valor económico de un edificio pertenece a su propietario, pero los valores culturales a toda la sociedad.
Por eso este arquitecto compara la operación Canalejas a construir un rascacielos en el centro de la catedral de Burgos y decir que no queda afectada la fachada —lo único ahora protegido— porque no se toca. “No se trata de impedir cualquier intervención, solo aquellas que no sean respetuosas con los valores del edificio”, insiste. Y explica que ningún inmueble —ni antiguo ni moderno— admite un uso contradictorio con aquel para el que fue diseñado, “aunque los intereses económicos de los propietarios vayan en esa dirección”.
Carlos Lamela, por su parte, opina que transformar completamente los interiores “no es ni bueno ni malo, simplemente es ley de vida para adaptarse al paso del tiempo”. Sin embargo, declara estar “proponiendo la recuperación de un mayor número de elementos de los antiguos bancos que formaban el complejo Canalejas”. Así, habla de un rescate sui géneris —y en cierto modo acultural— cuando cita la selección de elementos a recuperar “para reubicarlos”. ¿Da lo mismo dónde se pongan las rejas y las puertas restauradas? “Que los edificios se queden sin uso y continúen deteriorándose significará la muerte de la ciudad”, insiste antes de opinar que en España la sociedad nunca ha valorado el interés decorativo de determinados locales comerciales como sucede en otros países europeos. “A medida que nuestro nivel cultural vaya aumentando, iremos valorando aspectos que hoy descuidamos”, zanja.
En las Ramblas de Barcelona, una antigua sastrería vende hoy porcelana de Lladró. En París, la joyería Aleixandre se convirtió en un MacDonald's conservando buena parte de su decoración. Y el Musée Carnavalet de historia de la ciudad conserva la decoración completa (fachada incluida) de algunas tiendas antiguas. Sin embargo, ¿qué valor tiene preservar comercios y cambiarles el uso? El concejal de Comercio del Ayuntamiento de Barcelona, Raimond Blasi, abordó, por primera vez esta semana, la posibilidad de preservar actividades como bien cultural en medio del debate sobre el futuro de la chocolatería Fargas. En Sevilla, la relojería El Cronómetro ha superado crisis y cambios generacionales sin alterar su fachada. Lo mismo que ha hecho el bar Manteca de Cádiz, la centenaria farmacia Rodríguez Maimón de Logroño o el café Iruña de Bilbao, pero son excepciones.
Tellería considera que en España arrastramos el complejo de ser un país atrasado: “Eso hace que nos entusiasmemos por cualquier novedad que nos haga sentirnos modernos, despreciando elementos del pasado por valiosos que sean”. Tenemos, además, un problema con el mantenimiento: “Aquí las cosas se degradan porque no se cuidan y se dejan decaer hasta que requieren una renovación completa”, explica. Y no le falta razón. Piensen en los aparatos de aire acondicionado colgados en las fachadas o en edificios recién construidos en los que se renuevan rejas y ventanas sin respeto por el diseño original. A esa falta de decoro atribuye Tellería que algunos locales antiguos presenten una mezcolanza desconcertante, fruto de continuas reformas descontroladas.
Sin una educación que induzca a cuidar los bienes colectivos y con leyes interpretables por los ayuntamientos de acuerdo con sus prioridades es difícil que el patrimonio no siga desapareciendo o generando controversia. Sin embargo, la falta de cuidado con los bienes de interés cultural no solo supone una pérdida económica y patrimonial, también permite intuir qué ocurrirá con nuestras obras cuando ya no podamos cuidarlas.
Catalogar o destruir el patrimonio
El catálogo de elementos protegidos es parte del Plan General de Ordenación Urbana. Lo actualizan los Ayuntamientos —convocando concursos periódicos— y lo supervisan las autonomías. Los niveles de protección varían entre el máximo —nivel 1 de protección íntegra— y el mínimo —nivel tres de protección ambiental—, que obliga a mantener el volumen que ocupa un edificio, pero no a conservar la fachada. En medio quedan las protecciones volumétricas, parciales o de valores determinados.
Cualquier ciudadano puede pedir la protección para un inmueble o parte de este, “pero la experiencia que tenemos es que no sirve de nada”, indican en la asociación Madrid, Ciudadanía y Patrimonio, donde solo han conseguido conservar un antiguo frontón, el Beti Jai, mientras que para proteger obras como el teatro Albéniz o las Vistillas de Madrid tuvieron que recurrir al Tribunal Supremo, que evitó su destrucción. Dice Vicente Patón, que dirige esa asociación: “Asistimos a una hipertrofia y abducción del poder político sobre la autoridad de los técnicos de la Administración, cada vez más relegados y sustituidos en sus niveles altos por asesores, o peones del partido gobernante, a veces sin el menor conocimiento de su tema”.

http://sociedad.elpais.com/sociedad/2014/02/07/actualidad/1391805300_524621.html
Diumenge, 9 de febrer de 2014
La Vanguardia
Expertos y activistas proponen medidas concretas contra el cierre de comercios emblemáticos
La camisería Bonet, la librería Canuda, el colmado Quílez… El goteo de cierres de establecimientos emblemáticos no cesa. Y, sin medidas que le pongan freno, no cesará hasta diciembre de 2014, cuando la Ley de Arrendamientos Urbanos (LAU) permitirá extinguir de golpe todos los contratos de alquiler de locales comerciales firmados antes de 1994. El consistorio barcelonés, muy presionado por el sector, la oposición y la opinión pública, debate estos días a puerta cerrada cómo intervenir para frenar el desastre.
Pese a que el concejal de Comercio, Raimond Blasi, había señalado en varias ocasiones que la administración "no puede intervenir en las relaciones entre privados", la oposición municipal forzó un compromiso de Xavier Trias en el último pleno del mes de enero. "No es verdad que no podamos hacer nada", sostuvo el alcalde, que se comprometió en el pleno de la semana pasada a presentar en febrero una medida que proteja el patrimonio interior y exterior de los establecimientos "singulares". Sobre la actividad que albergan, sin embargo, no concretó qué estrategia seguir.
Expertos académicos, representantes del comercio catalán y activistas culturales de la ciudad han respondido a LaVanguardia.com qué medidas políticas e instrumentos legales existen para blindar –o al menos favorecer– la continuidad de los comercios emblemáticos –espacio y actividad–, en base a la personalidad y dinamización económica que aportan a su entorno y/o a que encarnan técnicas y costumbres inherentes a la historia de Catalunya y Barcelona.
Cuantificar el 'fondo de comercio'
"La LAU hace prevalecer lo que acuerden las partes, aunque sea abusivo", lamenta Miquel Àngel Fraile, secretario general de la Confederació de Comerç de Catalunya (CCC). "Y tan abusivo es un alquiler muy desfasado del precio de mercado, como tener que irte de tu local histórico y que el propietario se quede gratis con tu fondo de comercio", añade. El fondo de comercio es, en síntesis, el valor económico de los intangibles de la marca. Por ejemplo, el fondo de negocio del colmado Quílez es la variedad de productos y la confiabilidad que le otorgan sus clientes. Para vecinos y visitantes asiduos, aquella esquina de Rambla Catalunya y Aragó, con o sin Quílez, irá siempre asociada a estos valores.
Aunque es un bien inmaterial, relata el secretario general de CCC, "se puede cuantificar y está legislado cómo hacer el cálculo". Podría llegar, estima, "hasta los dos o tres millones de euros" en función del negocio. "Si el propietario tuviera que abonar este importe al empresario cesante, el incentivo para negociar la continuidad sería mucho mayor", apunta. "O podría quedarse con la mitad del fondo de comercio como parte de un nuevo contrato de alquiler asequible para los dos", agrega. Estos intangibles también favorecerían que, en caso de jubilación o traspaso, llegara un nuevo inquilino que realizara "la misma actividad, no una que sólo se le parezca".
Con frecuencia, la ubicación es la principal baza de estos comercios, apunta la doctora y profesora titular de Derecho en la UB Immaculada Barral. "Suelen ser negocios familiares, que no tienen más sucursales ni franquicias, pero con el punto fuerte de una casa central que toda la ciudad conoce, bien comunicada y muy especializada", describe. "Perder la ubicación, por lo tanto, puede suponer perder gran parte de la viabilidad del negocio y puede que la plantilla no esté en situación de emprender aventuras, por edad y capacidad inversora", advierte.
La LAU ya reconoce implícitamente este valor añadido que permanece en el local, puesto que establece una indemnización para el tendero en caso que abra allí una "actividad afín" en el año posterior al cierre, porque entiende que captará parte de los antiguos clientes. "Estipula como compensación el equivalente a 18 mensualidades de la renta vigente a la extinción del contrato", detalla el doctor, profesor y experto en Derecho Inmobiliario Francisco M. Echeverría. "Sin embargo, no concreta qué significa 'afín' y  muchas veces acaba dirimiéndolo un juez", prosigue. Como la LAU hace prevalecer lo que firman las partes, si el tendero no conoce este derecho o no lo lleva a tribunales, puede quedarse sin indemnización.
Tiempo extra para los traspasados después de 2005
El doctor Echeverría advierte también que una parte de los afectados por la extinción de contratos de la LAU podría acogerse a la doble interpretación de la vigencia en caso de traspaso: "La ley disponía que si un negocio perteneciente a una persona física era traspasado a otra persona física [no a una sociedad mercantil], el alquiler debía mantenerse vigente al menos 10 años". Por lo tanto, "los traspasados a partir de 2005 se verían sujetos a esta doble interpretación y podrían alegar ante un juez que su contrato no se extingue el 31 de diciembre de 2014 como el resto sino cuando cumpla 10 años de vigencia". Echeverría advierte, sin embargo, que son "muy pocos" los que cumplirían estos requisitos, porque la mayoría de contratos son a nombre de personas jurídicas.
El ejemplo de Manresa
Aunque no blinda al 100% la continuidad de la actividad empresarial, el Plan Especial Urbanístico de Patrimonio de Manresa (PEUPM) protege con notable eficacia los bienes muebles e inmuebles de los comercios "tradicionales". Así, regula cómo deben conservarse "los elementos arquitectónicos, estilísticos y formales" y también –y ahí radica la diferencia– "el mantenimiento de la actividad y su pervivencia, el papel referencial en su posición dentro de la trama urbana y la identificación del 'nombre'". Mediante estos criterios, considera el arquitecto Antoni Vilanova, director del equipo redactor del plan, el consistorio "consiguió proteger el patrimonio cultural de los comercios con visión social".
Además, el Ayuntamiento de la capital de Bages tiene derecho de tanteo y retracto sobre los bienes muebles de los comercios históricos, para que, en caso de salir a la venta, puedan ser adquiridos por el museo de Manresa por el mismo precio que ofrecía el comprador.
Catalogar… y repensar el Catálogo
Otra línea de actuación es catalogar los comercios singulares o tradicionales como patrimonio de la ciudad. En Barcelona, el Catálogo de Patrimonio lista y clasifica en niveles de protección todos los elementos que el municipio considera valiosos. Según su nivel –A, B, C, D…–, quedan más o menos salvaguardados de futuras modificaciones físicas y de actividad. Actualmente la mayoría de establecimientos singulares no constan en este registro, sino tan solo en un listado –sin actualización periódica– de 108 emblemáticos (centenarios) y 164 destacados (de más de 50 años de antigüedad) que realizó Paisatge Urbà hace años.
La catalogación es la estrategia que ha seguido la asociación Emblemàtics, que ha presentado un recurso administrativo para que el consistorio declare Bien Cultural de Interés Local el conjunto que forman la chocolatería ochocentista Fargas, la modernista Filatelia Monge y el edificio en el que se hallan. Además de aumentar la protección –actualmente ya era de nivel B–, eso paralizaría cualquier licencia de obras mientras dure el expediente de catalogación.
La geógrafa, historiadora y activista cultural Mercè Tatjer aboga por la vía del Catálogo, pero ampliada. "Hace muchos años que las entidades pro patrimonio pedimos una reforma del Catálogo actual, ya que sólo tienen en cuenta el valor artístico-arquitectónico", sostiene. No incluye, denuncia, "ningún apartado específico para el mobiliario ni para establecimientos comerciales", como tampoco contempla "el valor científico-técnico ni aspectos inmateriales como la supervivencia de una tradición gremial o comercial genuina". Cita, por ejemplo, el molino de piedra para chocolate que sobrevive en la Fargas o las imponentes fábricas del Poblenou, que entraron con calzador en el Catálogo por la presión vecinal. Y pide que la revisión del listado sea multidisciplinar, con la participación de historiadores del arte pero también expertos en los usos y costumbres de la ciudad.
Presión sancionadora y ciudadana
La periodista y escritora Maria Favà coincide con Tatjer en el desfase de la actual normativa de patrimonio. "En esta ciudad el Catálogo no sirve de nada, porque con que conserves la fachada ya te permiten derribar todo el interior, ¡como si fuera un decorado del Oeste!", ironiza la autora del recopilatorio de referencia en comercios barceloneses singulares, Guapos per sempre. Señala además que la destrucción patrimonial queda generalmente impune. "No conozco casos de multas ejemplares", afirma, y añade que, para que fueran disuasorias "deberían ser realmente cuantiosas, para que no salga más a cuenta pagarlas que la diferencia de precio entre el derribo y la restauración".
"La ciudadanía tiene que implicarse, es indispensable", incide Mercè Tatjer. "Hace cinco años también oíamos que no se podía intervenir en los desahucios hipotecarios porque eran entre privados, pero con la movilización social que han generado ha resultado que sí había soluciones", compara.
Modificar la LAU en el Congreso
Miquel Àngel Fraile, de la Confederació de Comerç de Catalunya (CCC), sostiene que la clave del asunto es la propia Ley de Arrendamientos. "Hay que modificarla para que propicie el pacto entre propietario e inquilino, sino con la misma ley no cambiaremos nada a largo plazo", apunta. "Hace diez años ya intentamos llevar a las Cortes Generales una enmienda a la LAU, a través del grupo de Convergència i Unió", rememora. No prosperó –no llegó a debatirse– "porque el lobby de los promotores inmobiliarios era tan poderoso en plena burbuja que hacían inviable su aprobación", admite sin tapujos.
Hoy el equilibrio de fuerzas ha cambiado y Fraile tiene la esperanza que podría salir adelante una proposición no de ley que mejorara la LAU y beneficiara a los comerciantes de toda España. "Y podría presentarla el Partido Popular, que tiene mayoría en la cámara y que en Barcelona ha instado a Xavier Trias a proteger los comercios emblemáticos", concreta.
La profesora Barral coincide en el cambio de escenario, aunque es más pesimista: "Ahora hay un boom del alquiler, porque no hay crédito para comprar, así que los propietarios enseguida encuentran interesados". "Si la LAU estipulase una prórroga de diferente duración, que no coincidiera con esta situación, habría menos cierres porque la ganancia potencial sería menor", añade.
Ayudas fiscales con contraprestación cultural y turística
Finalmente, una de las vías políticas más debatidas es conceder ayudas fiscales a los comercios que el Catálogo o Paisatge Urbà identifiquen como patrimonio. Sin embargo, presenta problemas. "¿Cuánto ahorro puede suponer al año? ¿Mil euros?", se pregunta Maria Favà. "Es el chocolate del loro para los locales más céntricos, en los que el cierre supone una ganancia potencial mucho mayor, de varios millones", advierte.
Otra objeción habitual es la discriminación que generaría para los comerciantes no subvencionados y la inconcreción del retorno para la ciudadanía. Acerca de este punto, reflexiona Mercè Tatjer, las ayudas no tienen porqué ser gratuitas: "Para beneficiarse de bonificaciones en el IBI y el impuesto sobre la recogida de residuos o de ayudas para la modernización y rehabilitación, se les puede exigir una contraprestación cultural". Cita como ejemplos, "ceder el espacio para exposiciones, preparar un proyecto educativo con visitas para escuelas o incluso ofrecer catas de su producto como propuesta turística innovadora".
Por otro lado, añade, el consistorio también podría ofrecer a los propietarios del inmueble ayudas al mantenimiento de la fachada o el interior a cambio de mantener la misma actividad económica en los bajos. "El patrimonio no es la empresa que explota el negocio, sino la supervivencia y vigencia de esa actividad en ese lugar", subraya. "Depende de nuestro modelo de ciudad, de si queremos ser un destino de turismo de masas similar a muchos otros occidentales o una ciudad que atraiga al turista cultural y de calidad, como Milán o Viena", concluye.

http://www.lavanguardia.com/local/barcelona/20140206/54400875587/medidas-contra-cierre-comercios-emblematicos.html#ixzz2t22aAtSa 

Diumenge, 9 de febrer de 2014
La Vanguardia

La extraña metamorfosis de tiendas centenarias traspasadas

Farmacias modernistas, camiserías, librerías o bombonerías dan paso a bancos, tiendas de recuerdos, panaderías ecológicas o restaurantes, con desigual resultado para el patrimonio

Varios comercios emblemáticos del centro de Barcelona han tenido que cerrar sus puertas en los últimos meses y sus locales, muy céntricos, se ven pronto ocupados por grandes marcas internacionales. No es un fenómeno nuevo, aunque con la subida de alquileres a causa de la LAU el goteo de casos se ha intensificado. Algunos conservan parte del mobiliario o del escaparate, pero el cambio de uso altera por completo su anterior fisonomía. Para el ciudadano, la pérdida de aquél paisaje genera opiniones contrapuestas, mientras que para el empresario resulta complejo acertar con una reforma a gusto de todos. ¿Dónde están los límites? ¿Qué es correcto, aceptable o intolerable? La normativa municipal no ayuda a dirimir el dilema, porque no dicta con claridad qué debe conservarse, cómo y qué castigo imponer en caso de daño o destrucción del patrimonio.
Así sucedió en el Palacio del Juguete, en la calle dels Arcs, que bajó persianas a finales de verano para trasladarse a otro local más asequible, en una vía próxima pero menos concurrida, la calle Capellans. En su lugar, desde hace unas pocas semanas encontramos una zapatería. Al asomar la cabeza al interior, sorprende el blanco inmaculado de las paredes y los modelos de calzado expuestos de forma casi minimalista. Ni rastro del mostrador tras el cual la familia Banchs había vendido juguetes durante 77 años. Lo único que recuerda que allí existió el Palacio del Juguete es la particular entrada, con un extenso escaparate en forma de U que rodea la columna central, que hoy ostenta un cartel luminoso: Geox.
En las Ramblas, justo delante del Liceu, hubo 34 años atrás una cautivadora paragüería en la Casa Bruno Cuadros. De decoración modernista al más puro estilo oriental, La Casa dels Paraigües cerró y pasó a ser una sucursal de la Caixa Sabadell [luego Unnim, y actualmente BBVA]. Pese a que hoy vende hipotecas y planes de pensiones, todavía pueden admirarse los paraguas y el dragón de la fachada, intacta. Pero eso no es todo. En el interior se conserva todo el mobiliario de madera tallada, la distinguida barandilla del segundo piso y unos vitrales coloridos que crean un clima autentico y cálido. Conviven, no obstante con elementos modernos y funcionales: mesas de despacho y cristales que separan a los empleados de sus clientes.
Sin embargo, se trata de una excepción. Más habitual es el caso de la Farmacia de la Estrella, en la esquina de la calle Ferran con la estrecha Aroles. Hace cuatro años los antiguos boticarios, que no podían mantener el negocio, lo traspasaron a los actuales, que reformaron notablemente el interior. En ese momento, cuenta el gerente de la farmacia, David Muñoz, recibieron duras críticas por no haber mantenido el aspecto original. "Era muy oscura y pequeña, el negocio no habría funcionado", defiende. Conservaron gran parte del mobiliario, la ampliaron con parte de la rebotica y dieron una estética más moderna al conjunto. El exterior es harina de otro costal. "El Ayuntamiento no nos dejó tocar, ni para bien ni para mal, la fachada", explica Muñoz observando el rótulo exterior. No les está permitido, dice Muñoz, ni limpiar la suciedad de los cristales ni borrar las pintadas del lateral de la calle Aroles.
Un ejemplo opuesto de metamorfosis es la antigua Farmàcia Vilardell, situada en la esquina de Pau Claris con Gran Via. Su propietaria se jubiló en 2004: "Era una obra de arte y no quería traspasarla a algún farmacéutico que no supiera valorar lo que tenía y que terminara por destruir los muebles", confiesa. Así que pidió permiso al Ayuntamiento para retirarlos y trasladarlos al Parque Científico de la Universidad de Barcelona. "Ahora comenzaré a mover hilos para que se expongan como museo", avanza Clara Vilardell. Hoy el local es otra sucursal bancaria, el Banco Pichincha, originario de Ecuador. Relevó a Caja Castilla La Mancha, que reformó por completo el espacio. "Gastaron mucho dinero e hicieron una remodelación fantástica", explica encantada Vilardell. El Banco Pichincha conserva la fachada antigua, pero con su marca corporativa en los paneles de madera. En el interior, solamente las columnas y la estructura general de lo que fue la farmacia se mantienen en pie.
Ruta de escaparates
Un paseo atento por el centro de Barcelona permite observar otros muchos ejemplos de mutación comercial. En la Ronda Sant Pere, la Óptica Arense luce como valor añadido el alegre escaparate modernista de la antigua tienda de dibujo y pintura Viuda de E. Teixidor. En el número 72 de la Rambla, la antigua camisería Bonet ha dado paso a una tienda de recuerdos. Pese a ser la única muestra de modernismo sezessionstil o vienés conservada en la ciudad, durante un tiempo se llenó de souvenirs low cost, camisetas de fútbol y vestidos de faralaes. Por suerte el empresario, de origen indio, accedió a mimar más el local y dedicarlo a la venta de esculturas Lladró. No ha tenido la misma suerte la farmacia Masana, en la esquina de Sant Pau y Sant Ramón –frente al amnistiado Bar Marsella–, que hoy comercializa telefonía móvil y dispositivos electrónicos variopintos.
En la calle Princesa, una placa en el pavimento aún recuerda a la bicentenaria librería Almirall, fundada en 1733, aunque alberga a la estilosa panadería ecológica Barcelona–Reykjavik. En el Portal del Ángel, la antigua y burguesa sede de Gas Natural es un moderno H&M, que no guarda parecido alguno con el aspecto interior anterior pese a conservar el despacho del director en la segunda planta. En la calle Consell de Cent, entre Bruc y Girona, el restaurante Reñé mantiene con gran respecto la mayoría de rasgos –incluso el nombre y los rótulos– de la bombonería La Suiza-Reñé, fundada en 1892. ¡Incluso cuesta detectar que ya no vende chocolate!
¿Coherencia?
Garantizar la supervivencia del patrimonio material es la actuación que más consenso genera entre los grupos municipales barceloneses. El propio alcalde, Xavier Trias, ha defendido en varias ocasiones esta opción: "Hay que preservar el aspecto del comercio, pero que habrá que ver si se puede salvar o no la actividad económica", dijo en su conferencia anual este enero. Sin embargo, voces del sector han cuestionado públicamente la coherencia de mantener la decoración y permitir cambios de uso radicales.
"En los establecimientos emblemáticos no deberían poderse instalar negocios de cualquier tipo, sino solo actividades muy similares", defiende Miquel Àngel Fraile, secretario general dela Confederación de Comercio de Catalunya. "Cuando el uso antiguo y el nuevo son muy diferentes, muy chocantes, es muy difícil dar coherencia a los elementos conservados", lamenta Mercè Tatjer, geógrafa e historiadora. "¿Qué sentido tiene conservar el aspecto de una farmacia modernista y que en el escaparate te intenten vender una hipoteca? ¡Hace daño a la vista!", cuestiona Immaculada Barral, jurista y especialista en derecho de la vivienda y el consumo. "Hay casos muy ridículos", suspira la periodista Maria Favà.
Hacer seguimiento, un reto crucial
El control de qué debe conservarse al traspasar una tienda histórica corresponde al Ayuntamiento de Barcelona. Las pocas que constan en el Catálogo de Patrimonio tienen más posibilidades de permanecer intactas, aunque no es una garantía absoluta porque no siempre reciben un seguimiento exhaustivo. Mercè Tatjer, que participó en la confección del Catálogo vigente, desmenuza las circunstancias más frecuentes que pueden llevar a la destrucción o deterioro de elementos valiosos.
"Cuando el consistorio tiene constancia de un traspaso delicado, negocia con el nuevo propietario o arrendador qué permanecerá in situ y cómo se integrará en el nuevo aspecto de la tienda", explica Tatjer. Alcanzar un buen acuerdo depende, fundamentalmente, "de la habilidad de Patrimonio para convencer" al dueño y a "la buena fe" de éste, que con frecuencia deberá augmentar el presupuesto previsto. "Si no están catalogados, que es lo más habitual, también se negocia pero sin capacidad de obligar a nada", añade. Cuando el nuevo explotador comercial es una multinacional, el pacto se complica: "Tienen un protocolo de exposición del producto, que homogeneiza todas las sucursales".
Otra casuística habitual es el traspaso encadenado. Cuando un establecimiento singular cambia de manos por primera vez llama la atención, pero las siguientes "puede pasar desapercibido", expone la historiadora. Señala como una de las causas principales "la escasez de personal y recursos" en el departamento de Patrimonio del Ayuntamiento de Barcelona: "Es muy pequeño, por lo que no tienen toda la capacidad de reacción necesaria. Cuando les llega un caso poco conocido y tienen que investigarlo, no siempre llegan a tiempo para frenar el curso de los acontecimientos".
Formación en patrimonio y modernización
Además de la presión económica, los especialistas apuntan a la falta de formación y asesoramiento. "Muchas veces el propietario ni siquiera conoce lo que tiene en su tienda, sólo sabe 'que es muy antiguo', pero no que aquellos muebles, escaparates o mostradores forman parte del patrimonio comercial de la ciudad", asevera Maria Favà, autora del libro Guapos per sempre, que inventarió en 2003 y en 2007 las tiendas más singulares de la capital catalana. "En cambio, hay gente que ama su comercio y que prevé su supervivencia más allá de la propia jubilación", contrapone. Sin control municipal, advierte, "no se puede esperar que todo el mundo tenga el interés, la sensibilidad artística y el presupuesto" necesarios para rehabilitar el local adecuadamente. El asesoramiento, añade, permitiría pedirles a cambio que den permiso para que hacer un inventario actualizado de los elementos que hay en la tienda y su estado.
Tatjer coincide con Favà en la necesidad de reforzar la formación. "Hay que asesorar a los comercios con problemas de viabilidad para que modernicen el producto, la gestión, el marketing…", propone. "¡Proteger el patrimonio no implica fosilizar las tiendas!", exclama. "Muchos pueden reinventarse con total dignidad, evolucionar y mejorar ventas sin renunciar a sus valores inmateriales singulares", sostiene.
Para Immaculada Barral, profesora titular de Derecho en la UB, la formación en comercio electrónico sería de gran ayuda a un grupo notable, las más especializadas: "Si su punto fuerte es una oferta muy extensa y experta en un determinado producto, deberían compaginar la tienda con la venta por internet". "Cada vez más el que busque algo muy específico, como piezas de Scalextric o tulipas de cristal para lámparas antiguas, lo buscará primero en la red", augura.

http://www.lavanguardia.com/local/barcelona/20140214/54400247267/metamorfosis-tiendas-centenarias.html#ixzz2tIIXlHW4 

Dilluns, 17 de febrer de 2014
La Vanguardia

Barcelona paralizará las licencias de más de 400 tiendas emblemáticas para protegerlas

El Ayuntamiento decretará este mes una paralización de los permisos de nuevas actividades y obras en comercios | La decisión afectará al menos durante un año a más de cuatrocientas tiendas singulares o históricas | La moratoria congela las reformas e impide que un negocio cambie de tipología durante un año

El Ayuntamiento de Barcelona decretará este mes, probablemente en la comisión de gobierno del próximo día 26, una suspensión de licencias de obras y actividades que afectará a una lista de no menos de cuatrocientas tiendas singulares e históricas repartidas por toda la ciudad. Esta es la medida más llamativa y también la más inmediata que adoptará el gobierno de la ciudad para proteger los llamados comercios emblemáticos.

El alcalde de Barcelona, Xavier Trias, prometió en el pleno celebrado a finales de enero que el Ayuntamiento presentaría un programa de acción para evitar la desaparición de estos negocios, amenazados por la crisis y por el severo aumento de los alquileres propiciado por el fin de la moratoria que durante veinte años ha contenido el aumento de los alquileres de los viejos locales comerciales.

La medida de gobierno, que se debatirá en el pleno del próximo día 28, prevé la elaboración, en el plazo de un año, de un plan especial, o tal vez un plan de usos que permita delimitar y aumentar allá donde sea preciso la protección de estos negocios. Este plan explorará la posibilidad -jurídicamente compleja, según reconocen en el propio Ayuntamiento- de proteger la actividad y no sólo el patrimonio mobiliario e inmobiliario que da carácter a estos negocios. La legislación catalana es ambigua en este punto y, como ocurre en otros países, estas medidas de protección corren el riesgo de colisionar con la directiva de servicios de la Unión Europea claramente antiintervencionista. 

Entre tanto se define el alcance de este plan especial, estará vigente esta suspensión que incluso podría prolongarse un año más. En la práctica esto significa que el municipio no concederá permisos para poder hacer obras que alteren en profundidad los locales afectados y no otorgará licencias para otras actividades que las que se desarrollan actualmente en estos establecimientos.

El impacto que esta medida pueda tener en el futuro inme- diato de estos comercios es una incógnita tanto para los actuales arrendadores como para los propietarios de estos inmuebles que, en ocasiones, se han visto obligados a acoger en sus propiedades, durante largos años, a unos inquilinos que pagaban unos precios que estaban por debajo del precio del mercado.

Ahora que la extinción de la moratoria prevista en la ley de Arrendamientos Urbanos (LAU) les permitía resarcirse, la congelación de las licencias puede truncar o al menos obligarles a posponer sus expectativas. La perspectiva de una guerra de litigios legales no es descartable. 

El concejal de comercio, Raimon Blasi, reconoce que "nuestra intervención llega hasta donde llega. Nosotros no podemos evitar que un negocio cierre porque no tiene continuidad. Y tampoco podemos impedir que un propietario decida no renegociar con un inquilino". Pero, a diferencia de lo que Blasi sostenía hasta hace unas semanas -así lo afirmó en diversas comparecencias públicas-, ahora el Ayuntamiento parece que ha llegado a la conclusión de que sí es posible intervenir en las relaciones entre privados como le pedían desde hace tiempo los comerciantes.

La redacción del nuevo plan especial correrá por cuenta del departamento de Hàbitat Urbà, que dirige Antoni Vives, tercer teniente de alcalde del Ayuntamiento. Vives asume así la resolución de la crisis suscitada entorno a la supervivencia del comercio tradicional de la ciudad.

El hecho de que la dirección de este contencioso recaiga ahora en el área de urbanismo no debe interpretarse como una desautorización del responsable de comercio del equipo de Xavier Trias, que no en vano ha recibido críticas por su gestión, sino como la constatación de que el gobierno de la ciudad ha decidido tomarse finalmente muy en serio el asunto. Con las actuales competencias municipales, el Ayuntamiento sólo puede intervenir utilizando las herramientas que ofrece el urbanismo. 

Los redactores del plan especial contarán con el consejo de una nueva comisión mixta del paisaje urbano en la que estará representada el área de Hàbitat Urbà y de la agencia del Paisatge Urbà, Barcelona Activa, la dirección de comercio y consumo y los distritos de Ciutat Vella y el Eixample, por el lado municipal, pero también la asociación de Comerços Emblemàtics, la Pimec, el Consell de Gremis y la Fundació Barcelona Comerç. 

Por el momento, en esta comisión no estarán representados los intereses del sector inmobiliario, esto es, los propietarios, cuyos portavoces han pedido esencialmente dos cosas en cualquiera de las soluciones que se pudiera adoptar en esta operación: que no se discrimine a nadie -sobre todo a los propietarios y comerciantes que buscaron una solución antes de que terminara la moratoria de la LAU- y que no se alimente la inseguridad jurídica.

La delimitación de qué negocios se verán afectados por esta medida y cuáles quedarán al margen se decidirá en función de un catálogo (ver la información de la página siguiente).

El otro parámetro relevante será el grado de protección. De hecho, parte de los comercios de esta lista de más de 400 posibles candidatos a quedar afectados por esta medida ya disfrutan de algún grado de tutela pública por las características del inmueble que ocupan o por el mobiliario que hay en su interior. La cuestión está en si además es posible preservar la actividad que en ella se desarrolla garantizando así la continuidad más allá de que sus inquilinos o sus propietarios sean distintos. Los redactores de este plan especial no descartan incluso la posibilidad de, no sólo preservar los establecimientos, sino un conjunto de ellos en una determinada calle siguiendo, en este sentido, el modelo que ya ha desarrollado París. 

En el Ayuntamiento de Barcelona están persuadidos de que, en buena medida, la preservación de la actividad no depende tanto de las normas como de la cultura comercial de la propia ciudad y advierten: "que un negocio que es ruinoso, que está fuera del mercado, logre sobrevivir no es interesante para nadie". 

De ahí que, en paralelo a estas medidas, el área económica del Ayuntamiento anunciará que pone en marcha una paquete de ayudas destinadas específicamente al comercio tradicional. 

Algunas estarán encaminadas a garantizar la continuidad de los establecimientos. Un programa específico promoverá que los comerciantes que deseen dejar su negocio puedan encontrar un sucesor interesado en darle continuidad y a la vez renovar el establecimiento. El programa también incluirá ayudas a la formación y la modernización.

¿Y los propietarios de los edificios? El concejal de comercio, Raimon Blasi, aventura que en un primer momento el único beneficio incluido en este paquete de medidas podría ser una reducción del Impuesto de Construcciones -inviable en buena medida dado que las licencias de obras están suspendidas- pero añade que, "una vez esté terminado el plan especial, no descartamos que podamos ofrecer otras bonificaciones".

http://www.lavanguardia.com/local/barcelona/20140217/54401240105/barcelona-paralizara-licencias-400-tiendas-emblematicas-protegerlas.html#ixzz2tZOnw345 

Dijous, 20 de febrer de 2014
El Periódico

Barcelona llança un pla contra el degoteig de tancaments de comerços històrics

L’Ajuntament de Barcelona va presentar ahir un pla específic per a la protecció i promoció dels establiments emblemàtics de la ciutat, arran de l’incessant degoteoig els últims mesos de tancaments i d’anuncis de tancaments de botigues centenàries arrelades al paisatge urbà de la ciutat, una plaga més que anunciada. El 2014 estava assenyalat amb llums vermells de neó als calendaris dels grans propietaris de locals cèntrics amb lloguers antics, perquè representava el final de la llarga moratòria de la llei d’arrendaments urbans (LAU).
La iniciativa presentada ahir a la Comissió d’Economia de l’ajuntament és, segons el regidor Raimon Blasi, un «punt de partida per establir una sèrie d’actuacions que contribueixin a mantenir un patrimoni comercial d’establiments singulars i de qualitat».
La mesura presentada ahir en la comissió d’Economia–que només va aconseguir el vot d’UxB– presenta tres actuacions d’urgència: crear una relació única d’establiments emblemàtics, suspendre llicències d’obres i activitat en aquests establiments i posar-se en contacte amb tots els comerços que formin part d’aquesta llista per comunicar-los la mesura. El primer punt, la base de la resta, no és intranscendent, ja que actualment hi ha una infinitat de llistes i llistats.

LLISTA / Es tracta d’unificar-los i fer una sola llista, ara exhaustiva. Partint d’aquí, es tramitarà la suspensió de llicències que congela les transformacions o actuacions urbanístiques sobre els comerços per evitar que es pugui atorgar un permís que «desmantelli o desvirtuï» qualsevol d’aquests establiments –una sucursal d’una cadena d’hamburgueseries o de moda més o menys de low cost allà on abans hi havia una llibreria o una farmàcia centenàries.
Per desplegar aquest pla d’urgència –que segons molts comerciants arriba tard, massa tard–, el mes de març vinent es crearà una comissió tècnica que tindrà diverses funcions: establir la gens fàcil barrera entre què és i què no és un comerç emblemàtic; analitzar i proposar la protecció dels diferents establiments en funció dels graus de protecció que prèviament s’hauran determinat.
Tota l’oposició va coincidir a criticar que el govern municipal hagi trigat tant a afrontar el problema i que s’anunciï la mesura urgent de suspendre les llicències un mes abans de fer-la efectiva, perquè dóna temps perquè se sol·licitin i es concedeixin llicències d’obres en aquest termini. També van coincidir a considerar insuficients les mesures empresarials i fiscals proposades pel govern, gran part de les quals concreten per al comerç emblemàtic les que ja s’ofereixen al comerç barceloní.

ENQUESTA DETALLADA / L’ajuntament realitzarà en el marc d’aquesta mesura una enquesta detallada a tots els establiments relacionats com a emblemàtics, que s’eleven a 272, la meitat dels quals són comerços, segons les dades del 2012. Aquesta enquesta actualitzarà les dades que es posseeixen de la seva relació contractual amb els propietaris, perspectives de futur del negoci i expectatives de successió del titular per prioritzar en el temps els destinataris de les actuacions d’aquesta mesura d’urgència.

Dijous, 20 de febrer de 2014
BTV notícies.cat

Es posen a la venda els records de la marca Rambla de les Flors en una sola parada

Els productes de la marca Rambla de les Flors s'han posat a la venda aquest dijous. Una única florista de la Rambla, però, ha decidit per ara oferir-los als clients. La regidora de Ciutat Vella, Mercè Homs, ha dit a BTV que confia que la resta de parades s'adhereixin a la proposta quan vegin "que això rutlla". Fa uns mesos l'Ajuntament va prohibir als paradistes vendre altres articles de records, una mesura que ha generat molta polèmica entre els comerciants i el districte.

El llançament de la marca Rambla de les Flors s’ha fet posant a la venda mocadors, bosses, clauers i també postals, entre altres productes. Tot i que la intenció de l’Ajuntament era que es poguessin adquirir a les 20 parades de flors de la Rambla, la realitat és que només una botiga ven aquests articles de marxandatge.

La polèmica va començar fa uns mesos quan l’Ajuntament va decidir aplicar als floristes el Pla d’inspecció de la Rambla, amb què es busca controlar què es ven a les parades. La normativa actual només els permet vendre flors i plantes, i és aquí on sorgeix el conflicte. Pels comerciants, la venda de “souvenirs” com ara imants de nevera i pins suposava una font d’ingressos important. Per això, la decisió del districte de Ciutat Vella els va caure com una galleda d’aigua freda i van començar a mobilitzar-se. A més si els comerciants no complien la llei se’ls podia sancionar. De fet, la regidora Mercè Homs ha confirmat en l’entrevista de ‘BTV notícies matí’ que s’estan tramitant diverses multes als comerciants que no van acatar la norma. L’Ajuntament, però, els va oferir una alternativa: vendre una nova línia d’articles exclusius amb la marca Rambla de les Flors de Barcelona. Els productes costen entre dos i 18 euros, i per ara no han tingut l’acollida que s’esperava.

Divendres, 21 de febrer de 2014
BTV notícies.cat

L’Associació de Floristes de la Rambla critica els nous “souvenirs”

L'Associació de Floristes de la Rambla lamenta la política de l'Ajuntament pel que fa a la regulació de la venda de records a les parades de flors de la Rambla. Diuen que tot s'ha fet sense comptar amb ells i continuen reclamant poder vendre altres "souvenirs". Asseguren que sense aquests ingressos turístics no podran subsistir.

De les 16 parades de flors que hi ha a la Rambla, només una ha començat a comercialitzar els nous records que l’Ajuntament els permet vendre. Són “souvenirs” amb motius florals que tenen la marca Rambla de les Flors. Tres parades més s’estan pensant d’incorporar aquests productes, la resta de comerciants, de moment, no pensen comercialitzar-los.

Floristes de la Rambla han criticat durament la posada a la venda d’aquest tipus de records. Diuen que des de l’Ajuntament no els han tingut prou en compte, asseguren que “si no es fa el que la regidora Homs diu i el que l’alcalde Trias diuen, aquí o es passa ‘el tub’”. No entenen que es puguin vendre aquests nous records i no d’altres, com ells voldrien.

Des que, a partir del 15 d’octubre, la Guàrdia Urbana va començar a multar les parades que venien records, molts floristes han optat per vendre “souvenirs” on s’hi inclouen plantes i flors de veritat per no incomplir la normativa.

Dijous, 27 de febrer de 2014
La Vanguardia

El Govern central insta BCN a ampliar l’horari comercial

Comerç Interior destaca que és l’única urbs turística que encara no ha mogut fitxa
Les botigues del centre reclamen la lliure obertura almenys entre abril i octubre

Barcelona s’ha quedat sola entre els destins turístics espanyols que havien d’i-dentificar zones (o la totalitat del municipi) especialment freqüentades per viatgers on s’aplicaria la llibertat horària per poder vendre en dies festius. Ho va destacar ahir la directora general de Comerç Interior del Ministeri d’Economia i Competitivitat, Carmen Cárdeno, a més d’advocar per «eliminar obstacles que permetin seguir creixent» al comerç ara que es comença a «recuperar» d’una greu caiguda de vendes. I va insistir que Barcelona necessita un «tractament singular» per aprofitar el seu filó turístic, al capdavant del país.
Les declaracions de Cárdeno van tenir com a marc la presentació de la campanya de màrqueting del passeig de Gràcia, que ha comptat amb fons estatals. Però la directora general de Comerç Interior va centrar el seu discurs en l’ampliació horària als municipis turístics. El decret de juliol del 2012 permet la seva creació (110 ja han estat declarats com a tals a Catalunya, va destacar) i força les ciutats de més de 200.000 habitants i amb més d’un milió de pernoctacions o 400.000 creueristes a liberalitzar horaris en zones designades pels ajuntaments. Madrid, nombroses capitals de província andaluses, Tenerife, Las Palmas, València i altres van anar acatant la normativa, mentre unes quantes més s’hi adherien voluntàriament, va emfatitzar Cárdeno. Restaven al tinter Barcelona i Bilbao, però aquesta última ciutat ja ha fet els deures, va dir, mentre que el ministeri encara no ha tingut cap notícia de l’Ajuntament de Barcelona, que segueix sense decidir-se.
Fonts del consistori de Bilbao van explicar ahir a aquest diari que els sindicats de comerç no són partidaris de l’obertura, però que el consistori ha declarat tres zones turístiques (el casc antic, l’eixample i Deusto) en compliment de la llei. Així ho ha comunicat al Govern basc, encara que els comerciants poden no exercir aquesta llibertat.

MÉS PRESSIÓ / A Barcelona, Lluís Sans, president d’Amics del Passeig de Gràcia, va tornar a reclamar públicament que l’ajuntament barceloní es pronunciï d’una vegada, amb la vista posada en la lliure obertura, almenys, els festius des de l’abril fins a l’octubre. La plataforma Turisme i Comerç, que aglutina aquest i altres eixos turístics de botigues de la ciutat, reclama l’obertura global, tot l’any, però coincideix que aquesta és la franja imprescindible. Segueix discrepant amb el petit comerç de barri, on aposten per ampliar només durant els mesos de juliol i agost.
L’ajuntament assegura a les parts en discòrdia que està a punt de prendre la decisió final, després de diverses reunions unilaterals, però el cert és que la disparitat de posicions complica el pla final. Els comerciants tampoc coincideixen en la delimitació de l’espai a liberalitzar. La majoria és partidària de delimitar zones turístiques, però algunes veus, com la Confederació de Comerç de Catalunya, es decanten perquè tots els barris tinguin opció se sumar-s’hi si ho desitgen.
De moment, ni tan sols hi ha coincidència en les preferències per als dos nous festius d’obertura au-toritzats per la nova normativa d’horaris comercials catalana. La Fundació Barcelona Comerç va defensar fa uns dies dates estratègiques com el diumenge previ al congrés de mòbils i el de més afluència de creuers. Però Sans ahir va apostar pel 14 de desembre, pel fet de ser prenadalenc, i el Divendres Sant, quan la ciutat té una bona afluència de viatgers i se sumen diversos festius d’establiments tancats.

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