Amics de la Rambla

Amics de la Rambla

Resum de premsa sobre La Rambla. Agost 2017

31 d'agost de 2017

Malauradament, el nombre de notícies sobre La Rambla aquest més en la premsa nacional i internacional és inabastable. Hem fet per aquest motiu, una selecció d’articles – la majoria d’opinió – que hem considerat interessants.

Divendres, 18 d’agost de 2017
El Mundo

"Han tancat la Rambla"
Enric González

Callaré sobre los muertos, los heridos y quienes les lloran. Son lo más importante y creo que el silencio constituye una apropiada muestra de respeto. Los detalles sobre la tragedia y sus responsables los encontrarán en otros textos. Da igual no haber visto nunca el asfalto lleno de cuerpos y quejidos o haberlo visto unas cuantas veces en varios lugares distintos, en París, en Nueva York, en Jerusalén, en la frontera ruandesa: los sentimientos son los mismos. La rabia, el estupor, la impotencia, el tiempo detenido.

No conozco a las víctimas. Conozco un poco ese medio kilómetro de Rambla sobre el que han caído. Se trata de un lugar empapado en sangre vieja, en dramas, en sudor, en poesía. Es un espacio para multitudes deambulantes que durante siglos ha conocido violencia y sueños. Es, por definición, un espacio abierto, una representación (desaseada y ruidosa, si quieren) de la libertad.

En este pedazo de la ciudad, en 1937, se libró la peor batalla de la guerra interna que carcomía el bando republicano. Justo en la esquina con la plaza de Cataluña, en 1981, se desarrolló un célebre y truculento atraco al Banco Central. Aquí, en Canaletas, se apedrean las cristaleras y se celebran los títulos del Barça, se tima a los turistas y se les denuesta, se pasea en las mañanas soleadas de Sant Jordi, se lamenta en qué se ha convertido Barcelona y se disfruta de esta ciudad, tan invivible que medio mundo quiere vivir en ella.

En este medio kilómetro, este paseo desde Canaletas hasta, más o menos, el Teatro del Liceo, se concentra la esencia de una ciudad que es un oxímoron. A veces mística y reaccionaria, como Antonio Gaudí; a veces racional e incomprendida, como Ildefons Cerdá; a veces golfa y alegre como aquel Ocaña que recorría la Rambla hasta que se disfrazó de sol y murió quemado.

El 31 de marzo de 1987, Ramón Cabau, farmacéutico, restaurador y payés, acudió como cada día al mercado de La Boquería y, copa en mano, saludó uno a uno a sus amigos. Fue una gran despedida, teatral, barcelonesa. En la copa había cianuro. Cabau cayó frente a la parada de setas de su amigo Patrás. Todo el mercado se echó las manos a la cabeza. Qué quieren, la civilización es eso: la tragedia personal convertida en ópera urbana.

La civilización es la pequeña coctelería Boadas, que no cerró mientras anarquistas y comunistas se disparaban ante sus puertas en la batalla de 1937. Una mañana de 1981, entré en Boadas cubierto de sangre (acababa de socorrer a una accidentada de tráfico); la dueña, María Dolors Boadas, hoy fallecida, levantó un poco las cejas y, sin un solo comentario, me preguntó qué me apetecía.
Las clases de solfeo en el Liceo, con la señorita Sadó, eran también civilización. Uno de los alumnos, mayor que yo, se llamaba Javier Patricio Pérez. Más tarde, convertido en Gato Pérez, puso acento argentino a la rumba barcelonesa y un poco de guasa entre tantos asuntos importantes.

La civilización es el recuerdo de Manolo Vázquez Montalbán bajando la Rambla de camino a una comilona en Casa Leopoldo; es Maruja Torres tomando copas en el Café de la Ópera; es el fantasma de Jaime Gil de Biedma, saliendo de Tabacos de Filipinas con su traje de ejecutivo y enfilando el camino hacia el puerto; son los quioscos y las flores y las madrugadas insomnes. La civilización es la historia: la Rambla fue un albañal y una frontera entre los pudientes, bajando a mano izquierda, herederos del Barrio Gótico y protegidos por la muralla, y los desposeídos, a mano derecha, hacinados a las puertas de la ciudad. Algo de aquella tensión antigua sobrevive en el ambiente.

Una tarde de 1975, quizá en primavera, yo estaba sentado sobre una baranda de Canaletas leyendo un libro. Se preparaba una manifestación, como casi cada día. Para mi desgracia, yo leía 'Cómo acabar de una vez por todas con la cultura', una hilarante colección de cuentos de Woody Allen, y se me escapó una carcajada. Un antidisturbios se tomó a mal la risa y me clavó en la cara la bocacha del fusil. Uno de sus compañeros le reconvino con una frase memorable: "¡Estemos a lo que hay que estar, hombre!". En ese momento, no sé muy bien por qué, fui consciente de que la dictadura se acababa. Seguí leyendo (y riendo) ajeno a todo, mientras a mi alrededor comenzaba la bronca.

Hace años, Jaume Sisa, chico del Poble Sec y, por tanto, de los barrios bajos, escribió una canción desolada con el título 'Han tancat la Rambla'. Traduzco del catalán la primera estrofa: "Han cerrado la Rambla, han echado a todo el mundo, han vaciado los árboles de pájaros y flores". Esta vez, la Rambla se cierra por matanza. Tras el horror del crimen, el asombro ante lo imposible: ¿cómo imaginar cerrado el espacio más abierto del mundo?

http://www.elmundo.es/internacional/2017/08/18/5995ed77e5fdea66718b45b6.html

Divendres, 18 d’agost de 2017
La Vanguardia

La Rambla, herida
Xavi Ayen

El atentado del pasado jueves no se produjo en una calle cualquiera, sino en la avenida de mayor fuerza simbólica de la ciudad, la que más define su identidad. ¿Para qué barcelonés no tiene la Rambla un significado especial? ¿A quién no le ha sucedido algo importante allí? La Rambla es símbolo de una Barcelona abierta, dinámica, tolerante, llena de vida... que ha inspirado a escritores, mú¬sicos, pintores y atraído a ilustres viajeros. Por la Rambla desfila el mundo y las grandes corrientes de la historia y, por eso, parafraseando a Samuel Johnson, puede decirse que quien esté cansado de la Rambla es que está cansado de la vida.
Juan Goytisolo no tenía ninguna duda y, aunque vivía en Marrakech, presentaba todos sus libros en Barcelona porque “me gusta ¬esta ciudad, al menos de plaza ¬Catalunya para abajo. Yo me de¬claro nacionalista de las Ramblas, con todos los idiomas y culturas. En el Raval me siento en mi barrio. Ayer charlé con un camarero pakistaní que me enseñó algunas palabras en urdu...”, explicaba a este diario en el 2007.

La violencia que ha visto la Rambla
Horcas con cabezas en sus inicios, destrucción de conventos, la guerra...

Creada como paseo en el año 1440, la Rambla ha vivido episodios de sangre y violencia ya desde sus inicios: los lectores de La catedral del mar y Los herederos de la tierra, novelas históricas de Ildefonso Falcones, conocen bien la ubicación, cercana a la actual Boqueria, de las horcas que lucían a modo ejemplarizante las cabezas de “personas viles”. Muy posteriormente, los asaltos a conventos de 1835 dejaron un buen número de religiosos muertos, y de hecho fue la desamortización de Mendizábal la que permitió construir, primero, el mercado de la Boqueria (donde estuvo el convento de Sant Josep), luego la plaza Reial (en los capuchinos) y más tarde el Liceu, erigido sobre lo que había sido la sede de los trinitarios. Otro momento de violencia fue la Guerra Civil, que George Orwell reflejó en su Homenaje a Cataluña. El británico se alojó en el hotel Continental –desde la ventana -habría visto pasar la furgoneta del jueves– y conoció las luchas entre facciones del bando republicano, cuyas sedes se encontraban en la misma plaza Catalunya, la del PSUC donde ahora está la Apple Store y la de la CNT en el edificio de Telefónica, mientras que el POUM estaba en el hotel Rivoli, que Orwell defendió a tiros desde la terraza de enfrente, la del Poliorama.

Muchísimo antes, en 1862, el cuentista Hans Christian Andersen (1805-1875) se alojó en el hotel Oriente, un poco por debajo, y fue víctima de una tromba de agua, que observó desde el balcón: “Era tes¬tigo de un espectáculo escalofriante. ¡El poder terrible del agua! El río crecía y crecía. El aluvión, rugiente como una presa de molino, arrancó árboles y aloes de raíz. Dentro de las tiendas, la gente se movía con agua hasta la cintura. Todo eran gritos y clamores. Más tarde supe que diversas personas habían desaparecido por los agujeros de las cloacas”.
La Rambla conecta el centro de la ciudad con el mar, y por ella han entrado no solo personas, sino costumbres, modas y tendencias internacionales, desde el jazz al tabaco. Varios grandes nombres de la literatura latinoamericana llegaron en los cincuenta, sesenta y setenta en barco, desde Mario Vargas Llosa –que llevaba un libro de Orwell bajo el brazo y lo primero que hizo fue recorrer aquellos escenarios– a Pablo Neruda. A Gabriel García Márquez (1927-2014) le gustaba ir a los quioscos por la tarde para comprar el vespertino Tele/eXprés.

Fue el centro de la intelectualidad literaria catalana en los años veinte y treinta

Josep Maria de Sagarra (1894-1961) le dedicó, entre otros, la obra de teatro La Rambla de les floristes (hay una versión disponible en la web de TV3), que retrata aspectos de la vida de la ciudad hacia 1860 a partir de una historia de celos entre dos vendedoras de flores. Sagarra era uno de los contertulios del Ateneu, epicentro de la cultura catalana en los años veinte y treinta, con nombres como Quim Borralleras, Josep Pla o Francesc Pujols, que llevaron la pasión de sus debates a varios lugares de la avenida.

Uno de esos tertulianos fue el gran poeta Josep Carner, quien volvió a Barcelona en 1970, tras un largo exilio y, víctima del alzheimer, se paseó por la Rambla sin saber muy bien dónde estaba. De repente, se detuvo a contemplar admirativamente el Liceu y exclamó: “Esta debe de ser una gran ciudad”.

En la transición, la Rambla fue pasarela de las nuevas costumbres sociales y acogió desde manifestaciones políticas hasta situaciones más lúdicas, como los llamativos paseos del pintor Ocaña (1947-1983) enseñando sus genitales, a veces junto a su amigo Nazario. En la esquina con Escudellers vivía por aquellos tiempos el escritor mexicano Sergio Pitol, futuro premio Cervantes, a quien le atraían los tugurios y locales de dudosa ¬reputación de la zona. Seguía así la estela de tantos autores franceses venéreos que, como André Pieyre de Mandiargues (1909-1991), glosaron las alegrías de los bajos fondos. También Georges Bataille (1897-1962) y sus noches canallas en el hotel Oriente (acaso en la misma habitación que ocupó Andersen). O Jean Genet (1910-1986), maestro de Goytisolo, quien en Diario de un ladróncuenta cómo fue, también en la Rambla, vagabundo, ladrón y chapero.

El Starbucks que protegió a la gente está en lo que fue el trabajo de Gil de Biedma

Pepe Carvalho, el detective de Manuel Vázquez Montalbán (1939-2003), es acaso el personaje literario más popular de la zona, con escenarios como la fuente de Canaletes, hoy convertida en altar, la Boqueria y su festival de olores, colores y sabores, el bar Glaciar de la plaza Reial, la coctelería Boadas o restaurantes como el Amaya o los cercanos Can Lluís y Casa Leopoldo.
Uno de los refugios de la gente durante el atentado fue el Starbucks de la Rambla, situado en los bajos del hotel 1898, la antigua sede de la Compañía de Tabacos de Filipinas, donde cada mañana llegaba a trabajar con su traje de ejecutivo el poeta Jaime Gil de Biedma (1929-1990), un buen amigo de Vázquez Montalbán.

El colombiano Fernando Vallejo también ha escrito sobre la ave¬nida, en la novela La Rambla paralela, donde un viejo escritor colombiano acude a una feria del libro en Barcelona y, tras muchas peri¬pecias, concluye que “la realidad es como esta Rambla de los locos”.
Es extraño encontrar un escritor catalán que no se haya ocupado de la Rambla, desde el superventas Carlos Ruiz Zafón hasta clásicos como Narcís Oller pasando por Eduardo Mendoza. Incluso el francés Stendhal la conoció en 1837, se alojó en el Hostal de las Naciones y dijo: “Barcelona es según dicen, la ciudad más bella de España después de Cádiz. Se parece en realidad a Milán. Desde Barcelona no se ve el mar. Este mar que todo lo ¬ennoblece queda escondido por las fortificaciones que hay al final de la Rambla”, problema que se acabó solucionando.

Volviendo a ocupar la Rambla, a las pocas horas del atentado, los barceloneses quieren darle la razón a Lorca, quien dijo de ella que era “la calle más alegre del mundo, la calle donde viven juntas a la vez las cuatro estaciones del año, la única calle de la Tierra que yo desearía que no se acabara nunca, rica en ¬sonidos, abundante de brisas, hermosa de encuentros, antigua de sangre: Rambla de Barcelona”.

http://www.lavanguardia.com/cultura/20170819/43640710800/atentado-barcelona-la-rambla-literatura.html

Dissabte, 19 d’agost de 2017
El País
De la mano
Carlos Zanón

Si eres de Barcelona la primera vez que vas a Las Ramblas te llevan de la mano. Lo hace tu padre o tu madre. Tu abuelo o tu tío, tus primos o tus hermanos mayores. A veces te despistabas y se la dabas por unos instantes a un extraño y no notabas la diferencia: la mano del otro te era familiar. También su andar, su olor. Curiosamente no distinguías que no era de los tuyos. Eso no pasa en todos los sitios. Sólo en parques de atracciones y en Las Ramblas (así, en plural porque son muchas). Lugares fabulosos ambos como sabe cualquiera por poco que sepa uno. Sitios donde todo el mundo puede ser él mismo y, a la vez, único y extraordinario y que eso no importe a nadie. Lo extraño es cotidiano y se muestra tal cual, ahora y antes, en Las Ramblas, bajándolas, subiéndolas, cruzándolas, a la carrera o al trote, perseguido o ensimismado.

En ese recuerdo, bajar o subir por Las Ramblas siempre era hacerlo de la mano de alguien que te cuidaba, te protegía, evitaba que te perdieras. Escribo esto sabiendo que han asesinado a un niño de tres años que fue a Las Ramblas con su tía —que ayer aún estaba grave— y otros miembros de su familia. Eso —que uno de los tuyos quisiera respirar un poco y se acercara hasta a Las Ramblas y te llevara con él, previamente acicalado y decente— era usual. También ahora. Sobre todo para barceloneses de fuera del centro o de alrededores.

Ramblas desde Plaza Catalunya hasta el monumento a Colón o a la inversa. Pienso en el crío, en la familia, en el asesino, en la familia del asesino y pienso en Barcelona y me percato de que al hacerlo en Barcelona lo hago no como una ciudad sino como una comunidad —herida hoy— y me doy cuenta —por mucho que puedas llevarte mal con la madrastra que puede ser Barcelona— que siempre perteneces al sitio donde estuvo la gente que te dio la mano para que no te perdieras.

Pasaba el tiempo y por Las Ramblas seguías yendo atado a otros. De tu pareja, de un policía o abrazado a tus amigos, bajando a comprar discos de segunda mano o subiendo, eufórico, mientras Las Ramblas eran regadas, ya de madrugada escupidos desde bares como Karma, Glaciar, Jamboree, Les Enfants o Sidecar.

Las Ramblas son la mejor expresión de los barceloneses. De cualquiera de nosotros. Cuando venía gente de fuera, los llevabas a Las Ramblas porque estabas orgulloso de ellas. Sólo era un paseo —hay lugares más bonitos o impresionantes en la ciudad— pero un paseo repleto a todas horas de gente tan bonita e impresionante como horrible e impresentable. Personas distintas embriagadas por el extraño sortilegio de la acumulación y la tolerancia, y que, por lo tanto, hacía que no te encontraras extraño o rechazado mientras pisabas esas olas dibujadas en el suelo de Las Ramblas. Creo que es imposible pisarlas y no sentirte parte de una comunidad al hacerlo. Una comunidad de la que además sentirse orgulloso. Por abierta, por gigante, por luminosa. Es, en cierto modo, terreno sagrado por laico, y es que en Barcelona siempre ha cabido todo el mundo y nunca sobró nadie. Ni antes ni ahora.

En Las Ramblas descubrías muchas cosas y encontrabas otras que no supieras que andabas buscando: drogas, una pulsera, un familiar que no debería estar allí o un paraguas. Bajabas de adolescente porque allí estaba lo que podías y no debías saber. La vida en toda su complejidad y maravilla. Luego volvías a casa y ya no eras el mismo. Nunca regresabas igual enfrentado a la cena recalentada en el comedor familiar, de repente tan gris y vulgar.

Descubrí a Baudelaire en un quiosco en Las Ramblas y el Berlín de Lou Reed en una tienda de segunda mano. Me llevaron a escuchar Verdi al Liceo, me topé muchas veces con la Negra Flor, trataron de que hiciera catequesis en l'Església de Betlem y me enseñaron a beber absenta con cuchara. Músicos en la calle, gente que hacía caricaturas, vendedores de cualquier cosa y a viejas amigas de mis abuelas. Mis familias vivieron ambas en el Chino —antes Distrito V, ahora Raval—, en calles sin luz del sol, que iban a parar a Las Ramblas y éstas al mar, y ninguna de las dos cosas era —retorciendo al clásico— el morir sino —todo lo contrario— el vivir para mis dos abuelas.

Volvías de ese paseo de la mano de tu padre o tu tía sabiendo que había cientos de vidas distintas por vivir y tipos que vendían pulseras, hacían malabarismos con balones, mujeres que eran hombres, hombres que eran mujeres, marineros negros de blanco y turistas naranjas, contentos y sorprendidos de estar pisando aquel paseo, de ser gente aquí y ahora en tu ciudad, Barcelona. Y también sabías que pisabas territorio de gigantes: pintores —uno de ellos frenó con su dibujo una furgoneta asesina—, poetas y diarios de ladrones, vidas privadas, despachos de detectives que habían matado a Kennedy; Casos savoltas y bailes de watusi; el fracaso del musclaire y un argentino rumbero; y chupas de cuero y ojos como cámaras en noches en las que salía el sol por la avenida de la Luz. Los vivos y los muertos vivos subían y bajaban contigo por Las Ramblas.

Pones hoy la televisión, lees la prensa y las cifras, los comentarios, los políticos, los asesores, las imágenes y la palabra de tu ciudad, Barcelona, y Las Ramblas. Ves zonas, en especial de Las Ramblas que, al estar desiertas, te cuesta reconocer. Pero sobre todo ves a gente de Barcelona. Gente de Barcelona con miedo, gente de Barcelona que no se quiere dejar asustar. Gente de Barcelona de Honduras, de Nueva York, de Madrid, de Santander y de Santiago de Chile. Gente de Barcelona con maletas. Gente de Barcelona en el suelo, muerta o herida, en una figura atrozmente imposible. Gente de Barcelona curiosa y gente impotente de Barcelona. Gente de Barcelona que quiere hablar y otra que quiere olvidar. Gente de Barcelona que ayuda. Gente de Barcelona que espera. Gente de Barcelona que dona sangre y gente que la vierte.

Da igual que esa gente sólo lleve unas horas en Barcelona. Pertenecen a una comunidad porque todos están buscando u ofreciendo una mano que les haga bajar o subir Las Ramblas para que nadie —aunque cruce a cuatro ruedas en furgoneta y en zigzag— se considere mejor que nadie, con más derechos que nadie ni poseedor de ninguna verdad ni ningún dios mejor que cualquiera de nosotros, gente aquí y ahora, de Barcelona.

Carlos Zanón es premio Dashiel Hammet. Prepara la próxima entrega del detective Pepe Carvalho, protagonista de la saga de Manuel Vázquez Montalbán.

https://elpais.com/elpais/2017/08/18/opinion/1503074219_522624.html

Dissabte, 19 d’agost de 2017
ARA

La Rambla dels ensurts
Xavier Theros

No resulta casual que l’atac a Barcelona hagi tingut per escenari la Rambla

El terrorisme sempre escull els llocs més visibles per dur a terme els seus actes violents. No resulta casual, doncs, que l’atac a Barcelona hagi tingut per escenari la Rambla. Un passeig únic, centre neuràlgic i espai simbòlic, que ens representa internacionalment i forma part indissociable de la nostra identitat com a barcelonins. Aquest bulevard improvisat, que avança cap al mar, abans interclassista i ara turístic, és el nostre melic, l’ umbilicus urbi, protagonista de totes les sacsejades que ha patit la nostra ciutat.

La urbanització de la Rambla és relativament recent. Antigament era una riera feréstega que s’embassava al Cagalell, l’aiguamoll d’aigües estancades i brutes que hi havia al seu tram final. Es tractava d’un indret marginal, apartat de la ciutat romana pels seus brots de malària, que la primera muralla medieval va acostar. Els nous murs passaven per l’actual vorera esquerra, la que dona al Barri Gòtic, mentre al futur carrer s’hi feien mercats. No va ser un passeig fins que el comte de Ricla va encarregar a l’enginyer Pedro Martín Cermeño que convertís aquell descampat en un lloc d’esbarjo. Les obres van acabar el 1782 i aviat s’hi van plantar tot de freixes i baladres. Un arbrat tan poc cuidat i malgirbat que era costum dir dels nens que malvivien pel carrer que pujaven com “els arbres de la Rambla”.

Centre de la vida cultural

Malgrat els seus atractius, no va ser fins a mitjans del segle XIX quan va assolir la categoria d’icona local. Era el més semblant a un espai verd que tenia aquella Barcelona, aclaparada per les muralles, terriblement densa, amb carrers estrets i sempre bruts. Aquella va ser la seva edat d’or, com a centre de la vida cultural. Victoriosa sobre els seus competidors, acollia els millors cafès, les millors fondes, els principals teatres i les llibreries amb tertúlia. Poc després hi apareixien les floristes i els ocellaires. I els quioscos de diaris on, des del primer dia, s’hi podia trobar premsa estrangera.

Aquells anys la Rambla va viure molts ensurts. El seu aspecte actual és degut, en gran mesura, a la bullanga del 1835, quan la població exaltada va cremar els convents. Llocs com el Liceu, la plaça Reial i el mercat de la Boqueria havien estat edificis religiosos cremats i desamortitzats. Pocs dies després, el passeig va ser testimoni de la trista fi del dissortat general Bassa, a qui van disparar i defenestrar, i el seu cadàver va ser arrossegat per una multitud ferotge que li va calar foc quan va arribar a la Rambla. Parlant de focs, el passeig ha viscut grans incendis. En destaquen els quatre que van devorar l’antic Teatre Principal, els anys 1787, 1915, 1924 i 1933. El seu competidor, el Teatre del Liceu, ha sobreviscut dues vegades a la fúria de les flames, els anys 1861 i 1994. Encara que l’incendi més espectacular va tenir lloc el dia de Nadal del 1932, quan es van cremar els famosos magatzems El Siglo.
La Rambla també ha sentit moltes explosions i hi va haver un temps que va ser coneguda com la Rambla de les Bombes. La primera deflagració amb víctima mortal es va produir l’estiu del 1884, quan un mosso adolescent va obrir un paquet sospitós que hi havia al costat d’un magatzem de la Rambla de Santa Mònica, on els treballadors estaven en vaga, i va quedar esquarterat. El febrer del 1892 moria un drapaire, i molta gent resultava ferida, en una explosió a la plaça Reial. Un any més tard l’anarquista Santiago Salvador va tirar dues bombes Orsini al pati de butaques del Liceu. Hi van morir 20 persones i 60 més van resultar ferides. En aquella Rambla eren freqüents les explosions, com la del 1904 al carrer de Ferran, i la del 1905 que va matar dues floristes. L’urinari que hi havia llavors a la Rambla de les Flors també va patir un parell d’atemptats.

Els anys vint i trenta la tendència va canviar. Llavors eren més comuns els tirotejos entre els obrers armats i els pistolers de la patronal, que es ventilaven pels foscos carrerons del Raval. No obstant, el sinistre baró de Köening, exespia i cap dels criminals a sou dels empresaris, tenia el despatx de la seva agència de detectius, la Baron von Köening Services (BKS), a la Rambla. A diferència d’aquells, els morts per trets l’estiu del 1936 combatien per ocupar la caserna de les Drassanes. Les barricades i els trets es van repetir la primavera següent, durant els Fets de Maig, quan es va convertir en frontera ideològica entre els comunistes prosoviètics, que dominaven el Barri Gòtic, i els anarquistes i socialistes independents, que controlaven el Raval. El passeig ha viscut, fins i tot, atracaments famosos, com l’assalt al Banc Central del 1981. I accidents extravagants, com el de l’avió militar que s’hi va estavellar l’any 1934.
Com dijous, la Rambla sempre és al mig de tot. Ens agrada i ens irrita, ramblejar és una mena d’oci tan casolà que els altres barris han volgut tenir la seva pròpia rambla. Forma part del paisatge sentimental barceloní, cosmopolita i folklòric en una mateixa pinzellada. Sota els seus plàtans d’ombra, la vida transcorre atenta als canvis i alhora indiferent al pas del temps.

http://www.ara.cat/dossier/Rambla-dels-ensurts_0_1854414597.html?utm_medium=social&utm_source=twitter&utm_campaign=ara

Dissabte, 19 d’agost de 2017
ABC

Avenida reconquistada

Miles de ciudadanos responden a la masacre invadiendo las Ramblas a gritos de «No tengo miedo»

Contra la «barbarie», la máxima normalidad y la mejor cara. Los barceloneses respondieron en masa ayer a la masacre terroristareconquistando las Ramblas bajo el cántico unánime de «No tinc por» (No tengo miedo). Lejos de asustar a la ciudadanía, el atentado del jueves hizo que ayer la Ciudad Condal se levantara con ganas de ocupar la avenida que 24 horas antes se había llenado de terror.

A los comerciantes les costó subir la persiana y hacer como si allí no hubiera pasado nada, pero fueron pocos los que no abrieron como un día normal. A medida que se acercaba la hora de la concentración de repulsa, el más que protegido centro de la ciudad se llenó. «Ayer sentí mucho miedo, pero su ataque no servirá para nada. Seguiremos viniendo y paseando por nuestras Ramblas, más que nunca», explicaban Lala, Josep y Ana, que trabajan en la zona y que, todavía consternados por lo vivido anteayer, acudieron al punto cero del atentado a dejar dos ramos.

Lali hizo lo mismo. «Vengo para reivindicar las armas que tenemos, que son la construcción y la creación. No veo mejor punto donde dejar claveles que aquí, frente al Liceo y ante la obra de Joan Miró, porque Barcelona es cultura y paz», detalló. Los turistas, que ayer no dejaron de visitar las Ramblas, les paraban para preguntar dónde comprar flores. El monolito que preside el extremo norte de la avenida, la mítica fuente de Canaletas y el mosaico de Miró -justo donde paró el furgón tras su atropello masivo- se convirtieron en puntos de homenaje a las víctimas, en los que se depositaron flores, peluches, carteles, banderas y otros objetos en señal de apoyo.

Los míticos puestos de flores amanecieron cerrados. «Las Ramblas son un lugar internacional pero nosotros somos un pueblo», explicó ayer a ABC Carmen Romero, florista y miembro de la asociación Amics de La Rambla. Los comerciantes del tronco central retomarán el lunes su actividad: «Somos gente trabajadora y fuerte».

Tras el minuto de silencio, que en realidad fue un cuarto de hora de sentidos aplausos, los miles de asistentes a la concentración improvisaron una marcha por las Ramblas bajo el grito repetido de «No tinc por», en una muestra más de la unidad de la ciudad ante el desastre terrorista. Ayer, pocas semanas después del 25 aniversario de la inauguración de los Juegos Olímpicos, muchos ciudadanos corearon y recordaron que «Barcelona es poderosa, Barcelona tiene poder».

http://www.abc.es/espana/catalunya/abci-avenida-reconquistada-201708190305_noticia.html

Dissabte, 19 d’agost de 2017
El Periódico

Un bulevar de corazón pop

No hay sentimiento más barcelonés que la nostalgia por lo que un día (cualquier día, siempre que sea pretérito) fueron las Rambles; es una emoción compartida que atraviesa el tiempo y hermana generaciones. Ya Santiago Rusiñol sostenía a principios del siglo XX que el paseo se había convertido en un triste sucedáneo y que la Rambla verdaderamente buena era la de su juventud; es una idea que, reformulada con infinitas variaciones, no ha dejado de repetirse hasta hoy. Barcelona siempre ha encontrado en la Rambla lo mejor de su pasado y lo peor de su presente, y de esa fascinante dualidad han nacido crónicas y novelas, poemas y canciones.
Con su capacidad para absorber modas y experimentar mutaciones, los 1.200 metros de bulevar que van de la plaza de Catalunya al Portal de la Pau han sido territorio idóneo para la mitología ciudadana y la exaltación pop ("Ray Davies, Portobello y las Ramblas", cantaba Loquillo en 'Leyenda', irresistible homenaje al fotógrafo Flowers, personaje anclado a la aledaña calle Tallers y de presencia tan emblemática como la de la Monyos o el Maradona de la Rambla) y lo mismo han inspirado visiones elegiacas como retratos de punzante costumbrismo crítico.

Una oda tristemente profètica

Entre las primeras brillan 'Les floristes de la Rambla', oda de aire afrancesado que Miquel Porter aportó al repertorio de Els Setze Jutges (y que Joan Manuel Serrat rescató en 'Banda sonora d’un temps, d’un país'), y, sobre todo, la bellísima y tristemente profética 'Han tancat la Rambla' que el insigne Sisa cantó con un acento deliberadamente 'chava' ("prens una cervesa / penses en el futur / quin país més bèstia / m’ha tocat viure amb tu…").

Más ácida, aunque también con su poso entrañable, es la mirada del astro intercomarcal Quimi Portet en la pegadiza 'La Rambla', que introduce la estridente presencia de turistas en el paisaje de marineros y noctámbulos evocado por Sisa ("anem a voltar per la Rambla / vestits amb gorros de paper / ens pintem de rosa la cara / i parlarem en estranger"). El grupo Las Ruinas afina todavía más el trazo en el hiperrealista retrato contemporáneo 'Cerveza beer', un paseo entre lateros, putas y 'skaters' con los ojos y los oídos bien abiertos ("por Sant Pau llego a la Rambla / los guiris cantan 'para bailar la bamba'").
Y, entre unos y otros, el rambleo contumaz de Manu Chao ("Rambla p’aquí / Rambla p’allá / esa es la rumba de Barcelona") y de La Troba Kung-Fú ("sempre vaig Rambla avall / i tombo pel carrer Hospital", cantan en 'Barcelona'), para llegar al final de la Rambla y toparse con 'La negra Flor' de Radio Futura. "La flor de las Ramblas / es su poder", proclamaba el titánico Peret en 'Gitana hechicera'. La Rambla es poderosa. Y pop.

http://www.elperiodico.com/es/ocio-y-cultura/20170819/la-rambla-canciones-sisa-quimi-portet-manu-chao-radio-futura-6233697

Diumenge, 20 d’agost de 2017
El País

Colau rinde homenaje a La Boqueria

La alcaldesa de Barcelona visita el icónico mercado el primer día de su apertura tras el atentado perpetrado a escasos metros de los puestos

El icónico mercado de La Boqueria, en el corazón de La Rambla, abrió ayer las puertas por primera vez después de que a las 16.50 del pasado jueves la furgoneta conducida por el odio de los terroristas segara la vida de 13 personas e hiriera a decenas de víctimas anónimas que paseaban por el centro de la capital catalana.

El dolor se apoderó de la calle más internacional de Barcelona. En los pasillos del que algunos denominan el mejor mercado del mundo paseaban centenares de turistas cuando sucedieron los hechos. Se vivieron momentos de pánico. Cuando las ambulancias consiguieron evacuar a las víctimas de la barbarie de La Rambla, los pasillos del Mercado ya estaban desiertos. Los comerciantes empezaron a recoger. La furgoneta que saturó de pánico la ciudad quedó detenida sobre el Pla de l’Os, a escasos metros de La Boqueria, donde está ubicado un mosaico de Joan Miró.

Nunca en los pasillos de uno de los lugares más alegres del mundo se había hecho el silencio de esa manera. Las persianas de los puestos comenzaron a cerrarse. Los vigilantes del mercado cerraban los candados de las puertas de La Boqueria cuando los agentes de la Guardia Urbana de Barcelona, pistola en mano, accedieron al recinto y lo peinaron intentado descartar si algún terrorista se había ocultado aprovechando el laberinto de pasillos de la instalación.
Los trabajadores de comercios y restaurantes abandonaron ordenadamente sus puestos con los delantales y la ropa de trabajo puestos y lágrimas en los ojos. El inspector de la Guardia Urbana y segundo responsable del cuerpo municipal en el distrito de Ciutat Vella, David Martínez, informó el pasado viernes de que antes de las 15.00 se abrirían las estaciones de Metro y calles del centro de la ciudad. Toda Barcelona se veía obligada a regresar a la normalidad, con una única excepción: La Boqueria.

El mercado no pudo reabrir el viernes por un problema logístico. Los camiones de mercancías tenían restricciones de circulación en la zona y necesitaban reponer toneladas de alimentos, por lo que se optó por no abrirlo hasta ayer.

La alcaldesa, Ada Colau, quiso reconocer la labor de los tenderos, que tenían el dolor grabado en sus caras. Son unas víctimas más de un ataque perpetrado en el corazón de la ciudad.
Después de firmar en el libro de condolencias habilitado en el Consistorio, Colau se trasladó hasta el mercado acompañada por la concejal de Ciutat Vella, Gala Pin, y por el segundo teniente de alcalde, Jaume Collboni. Era mediodía cuando empezaba a llover en la ciudad. La alcaldesa aparecía por la puerta principal de La Boqueria repleta de turistas ávidos de selfies, burritos precocinados y vasos con fruta cortada preparada para ser consumida al momento.
Una comitiva encabezada por Fermín Villar, presidente de la asociación Amics de la Rambla, esperaba la visita para ejercer de anfitriona.

Colau entró en un mercado que no siempre se ha mostrado muy a favor de las decisiones adoptadas por el equipo de Gobierno. Pese a ello, la alcaldesa ese topó con decenas de tenderos con ojos llorosos agradecidos por su apoyo en unos momentos tan duros.
Tras animar a un frutero de avanzada edad, Colau fue reclamada por la tendera de un puesto de helados. La trabajadora, desconsolada, se aferraba a su mano. “Lo hemos pasado muy mal. Tengo mucho miedo”, sollozaba, mientras Colau se esforzaba en animarla y consolarla.
Durante el recorrido, a la pequeña e improvisada comitiva se unieron varios concejales de Ciudadanos. Fueron muchos los que se acercaron a Colau para recordar a una antigua tendera asesinada en el atentado.

El encargado de uno de los bares explicó a la primera edil su tristeza por lo ocurrido y el pánico que vivieron tras el atentado.

Incluso los restauradores de los porches del mercado, muy críticos siempre con la decisión del Consistorio de reducir el número de mesas de sus terrazas, aplaudieron el gesto de la alcaldesa de irles a visitar después del trauma ocasionado por el atentado.

En la Rambla, justo enfrente de La Boqueria, los ciudadanos habilitaron diferentes altares improvisados donde depositaron centenares de velas, flores, peluches y mensajes de solidaridad.

Pocos minutos después de las 10.00, entre las primeras personas que llegaron al Saló de Cent del Ayuntamiento de Barcelona para firmar en el libro de condolencias estaban Duncan y Guillem, dos filólogos mallorquines que llevaban preparando meses su viaje a Barcelona. “Hemos decidido que lo primero que haríamos después de dejar las maletas en el hotel sería ir al Ayuntamiento a presentar nuestras condolencias”, aseguraba Duncan.
Los dos amigos querían así presentar todo su respeto a las víctimas y sus familiares. Tras estampar sus rúbricas, se trasladaron a La Rambla, mientras Colau paseaba dentro del mercado. La calle más icónica de la ciudad ha quedado marcada con una herida que tardará años en cicatrizar. La alcaldesa abandonó La Boqueria tras rendirle un homenaje muy personal que no había sido anunciado a los medios de comunicación.

El día, como todos después del pasado jueves, volvía a ser complicado.

https://elpais.com/ccaa/2017/08/19/catalunya/1503173567_858806.html

Dilluns, 21 d’agost de 2017
El País

La Rambla
Xavier Vidal-Folch

Es donde muchos aprendimos el abecedario de la vida, entre exultante y canalla, entre la áspera cazalla al aire libre del Arc del Teatre

La Rambla de Barcelona, como toda rambla mediterránea, es de aluvión. Una singular encrucijada de ocio y negocio.

Es la simbiosis de alta cultura (el Liceu que compitió, wagneriano, con el Principal, verdista; el cercano MACBA de plástica contemporánea, la cerámica de Joan Miró), la experimentación discreta (Santa Mónica) y el arte callejero (dibujantes, caricaturistas).

De estilos arquitectónicos insólitos en la ciudad (los escasos ejemplos de palacetes tardorrenacentistas, Moja, la Virreina, March, el del Banc de Barcelona; la única iglesia barroca, la jesuítica de Betlem) y de mercadeo popular (la Boquería, un templo para los sentidos; y los efímeros mercadillos artesanos).

Es la conexión entre el frente marítimo —las atarazanas medievales, la estación de ferries, las barcazas golondrinas portuarias donde pasearon algunas víctimas, antes del desastre—, allá donde a Colón se le agarrotó el índice, y el inicio del núcleo central urbano contemporáneo, en la plaza de Cataluña donde se abre la cuadrícula del Eixample.

La Rambla, ahí donde muchos aprendimos el abecedario de la vida, entre exultante y canalla, entre la áspera cazalla al aire libre del Arc del Teatre, el íntimo Pastís con las canciones de Édith Piaf, los bailables del jazz Colón y los Enfants Terribles, que limitaba en la madrugada con aquel horno de sabrosas ensaimadas.

Ahí era el trago en el London, el café del Café de la ópera, el impecable dry del Boadas, agitado por la Dolors, que ya no está.

Ahí afloraban los matices de una misma condición humana: era el rincón que empezó a mostrar pieles de color, augurio de mestizaje. Ahí corríamos delante de los grises en la dictadura y comprábamos flores para nuestros amores juveniles.

Nadie la retrató mejor que el poeta andaluz universal: “La calle más alegre del mundo, la calle donde viven juntas a la vez las cuatro estaciones del año, la única calle de la tierra que yo desearía que no acabase nunca, rica en sonidos, abundante en brisas, hermosa de encuentros, antigua de sangre, es la Rambla de Barcelona”, cantó Federico García Lorca.

En honor de los que ahí exhalaron su última sonrisa, designemos a la Rambla patrimonio de la Humanidad.

https://elpais.com/elpais/2017/08/20/opinion/1503240833_487343.html

Dimecres, 23 d’agost de 2017
El Periódico

Colau anuncia un Memorial a las víctimas del atentado en la Rambla

La alcaldesa plantea dar la Medalla de Oro de la ciudad a Guardia Urbana, Bomberos de Barcelona y servicios de emergència

La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, ha asegurado hoy que se levantará en La Rambla un memorial a las víctimas del atentado y se propondrá al pleno del Ayuntamiento otorgar la Medalla de Oro de la ciudad al mérito cívico a la Guardia Urbana, Bomberos de Barcelona y servicios de emergencia.

Colau ha explicado que, tras el atentado del pasado jueves en Barcelona en el que murieron atropelladas 13 personas y resultaron heridas cerca de 130, "una de las cosas que deberemos hacer es que en La Rambla haya un memorial para esta tragedia tan horrible", algo que resulta "evidente para todo el mundo".

Miles de ciudadanos y turistas han creado ya improvisados memoriales en la Rambla con ofrendas de flores, velas y escritos de tiza en el suelo del paseo.

Además, Colau ha felicitado a todos los cuerpos de seguridad y servicios de emergencias que atendieron a las víctimas del atentado: "Estamos trabajando ya en un gran acto de ciudad para reconocer a todos los cuerpos", ha señalado la alcaldesa.

Pero especialmente ha hecho hincapié en la Guardia Urbana, Bomberos de Barcelona y el Centro de Urgencias y Emergencias Sociales de Barcelona (CUESB), respecto a los cuales ha anunciado que en el próximo pleno del Ayuntamiento se propondrá que reciban la Medalla de Oro de la ciudad al mérito cívico.

http://www.elperiodico.com/es/barcelona/20170823/colau-anuncia-un-memorial-a-las-victimas-del-atentado-en-la-rambla-6239957

Dijous, 24 d’agost de 2017
El Periódico

Amics de la Rambla pide que no se deje de "ramblear"

La entidad agradece la respuesta a los afectados y de los equipos de emergència

La asociación Amics de La Rambla ha pedido hoy, una semana después del atentado que ha dejado 14 muertos y más de 120 heridos en Barcelona, que los ciudadanos no dejen de "ramblear" por este emblemático paseo, "punto de encuentro universal" y "espacio único para disfrutar de la vida".

En un comunicado titulado "¡Tots som Rambla!", la asociación expresa su dolor por el brutal atentado del pasado jueves y expresa su pésame, solidaridad y apoyo a las víctimas y a sus familias, al tiempo que desea una rápida recuperación a todos los heridos.

"La Rambla es un punto de encuentro universal. Un espacio único donde personas de todas las nacionalidades y creencias se mezclan para, juntos, disfrutar de la vida. El atentado terrorista del pasado Jueves quería acabar con este modelo de convivencia del que La Rambla es un ejemplo", manifiesta la asociación.

"El golpe ha sido muy duro. El miedo, el dolor, la angustia y la rabia que todos sentimos, poco a poco, han sido desplazados por la inmensa fuerza que la ciudadanía nos ha demostrado. Sus muestras de solidaridad nos han ayudado a seguir adelante y tenemos mucho que agradecer", añade la asociación, creada en 1960 para defender este paseo emblemático de Barcelona.
La asociación ha agradecido a los cuerpos policiales, los servicios médicos y los servicios del Ayuntamiento de Barcelona, su trabajo "impecable, hecho con profesionalidad, entrega, eficiencia y empatía" tras el atentado.

También agradece a todos los vecinos, comerciantes y trabajadores de La Rambla "su respuesta rápida y la acogida y ayuda que en los momentos más duros supisteis dar a todas las personas afectadas".

"Barcelona, al grito de 'No Tengo Miedo' ha vuelto a hacer suya La Rambla. Esta fuerza que nos habéis hecho llegar es la mejor cura para dejar atrás esta angustia que hace días que nos aprieta el corazón", señalan los responsables de Amics de La Rambla.

"Queremos pedir un esfuerzo más: no dejéis de ramblear. La Rambla ha sido, es y será, el espacio más emblemático de Barcelona y es necesario que demostremos que nada ni nadie nos lo podrá quitar. ¡Muchas gracias a todos! ¡Todos somos Barcelona! ¡Todos somos Rambla!", concluye la asociación, integrada por vecinos, comerciantes y barceloneses apasionados por este paseo.

http://www.elperiodico.com/es/barcelona/20170824/amics-de-la-rambla-pide-que-no-se-deje-de-ramblear-6241742

Dijous, 24 d’agost de 2017
La Vanguardia

Puigdemont se pasea por la Rambla y la Boqueria

El presidente de la Generalitat quiso ayer poner su grano de arena para normalizar la Rambla y la Boqueria, tras el atentado yihadista, con un paseo no programado en su agenda pública por la zona. Carles Puigdemont almorzó posteriormente con el expresidente de Amics de la Rambla, Joan Oliveras, en el restaurante L’Altar de la Rambla, donde se fotografiaron junto a los chefs Oscar Manresa y Romain Fornell.

https://www.pressreader.com/spain/la-vanguardia/20170824/281805694053432

Dijous, 24 d’agost de 2017
El País

“La Rambla es para quien la ramblea”

Vecinos y comerciantes tratan de volver a la normalidad tras la matanza de Barcelona

El diccionario barcelonés tiene dos términos propios del centro de la ciudad: ramblejar y ravalejar. Younes Abouyaaqoub los robó el pasado jueves: primero con el atropello en la Rambla a bordo de una furgoneta blanca, que dejó 13 muertos y un centenar de heridos, y después con su huida por las calles del barrio del Raval. Una semana después, vecinos y comerciantes intentan recuperar estas palabras.

La Rambla, hace años un punto de encuentro, es ahora un lugar de paso para los barceloneses. Sin embargo, muchos se acercan ahora a esta calle, colmada de turistas, para ver con sus propios ojos el escenario del atentado. En la intersección con la plaza de Cataluña, al lado de un gran punto de homenaje lleno de flores y mensajes, Manel Navarro, de 81 años, se sienta en una de las sillas de la calle. "He venido a ver cómo estaba la situación, y está como siempre, hay mucha gente. Tiene que ser así, la Rambla tiene que renacer", dice, apoyado en su bastón.
A lo largo de la calle hay más de diez altares improvisados. El más grande se sitúa encima del mosaico de Joan Miró, delante del Liceo, ahí donde Abouyaaqoub abandonó su furgoneta. "Hemos querido venir, porque hasta que no lo ves no lo entiendes", afirma una pareja que saca fotos con el móvil a las flores

La asociación de comerciantes Amics de la Rambla quiso ayer sumarse a esta voluntad de recuperar la calle. En un comunicado, defendía que esta calle "es un punto de encuentro universal. El atentado terrorista quiso acabar con este modelo de convivencia del que la Rambla es un ejemplo". La asociación pidió a los ciudadanos un último esfuerzo: "No dejéis de ramblear".

"Tenemos que volver a disfrutar de la Rambla, pero la gente todavía está muy emocionada. Hoy mismo, una mujer me ha comprado una flor para la ofrenda y me ha abrazado, y no la conocía de nada", explica Juanjo Díaz, que trabaja en una de las floristerías de la calle. "La Rambla es de todos, de los de aquí, de los de fuera... la Rambla es para quien la ramblea", añade.

A la altura del Teatro Principal, Mehmood Bassarat atiende a las mesas de la terraza de un restaurante. El día del atropello masivo, Bassarat vio bajar corriendo por la calle a una multitud de gente. "Había muchos turistas llorando, yo me encerré con mis clientes en el bar, estuvimos tres horas hasta que la policía nos permitió salir". "Esta semana ha sido dura, la gente no quiere sentarse en la terraza porque tiene miedo, pero espero que pronto vuelva la normalidad", afirma. Esta sensación la comparte Xu Sufen, una caricaturista que trabaja cerca de la estatua de Colón: "Estos días la gente no está viniendo mucho a hacerse caricaturas".
Al final de la calle, Josep Cardona descansa de su puesto de trabajo: disfrazado de Cristóbal Colón, es una de las estatuas humanas de la Rambla. "Estos días había tristeza por la calle, ahora empiezan a escucharse voces más altas, pero todavía queda para que vuelva la fiesta que siempre hay". Cardona lleva siete años de estatua humana, y de joven estudió en la cercana escuela de arte Massana. "La Rambla forma parte de mi vida", dice antes de terminar el cigarrillo y volver a la parálisis de su personaje, que con el dedo índice señala el final de una calle inacabable.

https://elpais.com/ccaa/2017/08/24/catalunya/1503600897_654086.html

Divendres, 25 d’agost de 2017
Betevé

Els Amics de la Rambla demanen als barcelonins no deixar de “ramblejar”

L’entitat han expressat el “dolor pel brutal atemptat” i han donat el seu suport als familiars de les víctimes

Els Amics de la Rambla s'han sumat a les mostres de condol i de suport a les víctimes de l'atemptat que el dijous 17 d'agost va sacsejar Barcelona. L'entitat, que aglutina veïns i comerciants de la zona, ha expressat que el cop "ha estat molt dur", però que res ni ningú no els podrà prendre la Rambla. A més, han destacat la Rambla com un espai de trobada i de convivència.

Al comunicat, també agraeixen la feina dels cossos policials, serveis mèdics i Ajuntament per l'eficiència i professionalitat amb què van actuar. Així mateix, han lloat la implicació dels ciutadans que es van posar a disposició d’aquells que ho necessitaven i per les mostres de solidaritat que ha rebut l'entitat. L'escrit culmina amb un missatge final en què els Amics de la Rambla demanen un esforç més als barcelonins: "No deixeu de ramblejar. La Rambla ha estat, és, i serà, l’espai més emblemàtic de Barcelona i cal que demostrem que res ni ningú no ens la podrà prendre".

http://beteve.cat/els-amics-de-la-rambla-demanen-als-barcelonins-no-deixar-de-ramblejar/

Divendres, 25 d’agost de 2017
Betevé

Soraya Sáenz de Santamaría rep els comerciants després del 17-A

El govern de l’Estat ha agraït als comerciants i restauradors de Barcelona la resposta després dels atemptats i els esforços per recuperar la normalitat

La vicepresidenta del govern de l'Estat, Soraya Sáenz de Santamaría, ha rebut aquest dijous a la Delegació del Govern una representació dels comerciants i restauradors de la ciutat. Ha estat una reunió per agrair-los l'ajuda que van oferir després dels atemptats i també per informar-los de les mesures de seguretat que es podrien implantar properament. Els comerciants creuen que la millor reacció ha estat "apujar la persiana gairebé l'endemà mateix" i recuperar la normalitat tant a la Rambla com a la resta de la ciutat.

A la trobada també hi ha participat el delegat del Govern espanyol a Catalunya, Enric Millo, i hi han assistit comerciants, restauradors i associacions de Barcelona: els Amics de la Rambla, l'associació Fem Paral·lel, el Gremi de Restauració, els Porxos de la Boqueria, les patronals Comertia i Retailcat, i també alguns restaurants i quioscos a títol individual. Tots hi han pogut expressar les seves necessitats i han explicat com van viure els dies posteriors a l'atemptat.
Soraya Sáenz de Santamaría ha agraït als comerciants l'ajuda que van proporcionar immediatament després dels atemptats i la seva contribució perquè la ciutat torni a les dinàmiques habituals, i també els ha explicat les possibles mesures de seguretat que s'estudiarà implantar a les principals vies de la ciutat. Els assistents han agraït que les diferents administracions estiguin donant un missatge d'unitat després dels atemptats s'han felicitat que la resposta dels comerciants i restauradors hagi estat "tornar a apujar la persiana des del primer dia" per fer que la ciutat "recuperi el pols com més aviat millor".

http://beteve.cat/soraya-saenz-de-santamaria-rep-els-comerciants-despres-del-17-a/

Divendres, 25 d’agost de 2017
La Vanguardia

Santamaría agradece a los comerciantes de La Rambla su ayuda a las víctimas

La vicepresidenta ha mostrado su agradecimiento por la ayuda que proporcionaron a las víctimas del atentado y hablar de la seguridad

La vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, y el delegado del Gobierno en Cataluña, Enric Millo, se han reunido este jueves con comerciantes de La Rambla de Barcelona para agradecerles personalmente su ayuda en la atención de las víctimas del atentado y detallarles las medidas para aumentar la seguridad.
El encuentro ha tenido lugar la tarde de este jueves en la delegación del Gobierno, en Barcelona, donde la vicepresidenta ya ha mantenido esta semana otros encuentros de este tipo, como el que llevó a cabo con el sector hotelero barcelonés o con cónsules de países con víctimas y heridos en los atentados yihadistas en Barcelona y Cambrils (Tarragona).
A la reunión han acudido una veintena de personas, entre ellas representantes de asociaciones vecinales, gremiales y comerciales de La Rambla, como también propietarios de algunos comercios y restaurantes del emblemático paseo, donde uno de los yihadistas de la célula terrorista realizó un ataque con furgoneta en el que murieron 13 personas y fueron heridas más de un centenar.
La vicepresidenta y el delegado del Gobierno han agradecido la labor de los comerciantes en la atención a las víctimas y heridos o la ayuda que proporcionaron a muchos ciudadanos y turistas que se refugiaron en locales del paseo cuando huían del mortal atentado.
Según fuentes gubernamentales consultadas por Efe, la vicepresidenta ha agradecido en nombre del Ejecutivo a todos los comerciantes su trabajo y contribución para recuperar la normalidad y en la atención a las víctimas y heridos.
Y se ha puesto a disposición de los comerciantes para cualquier duda, además de explicarles las medidas tomadas para incrementar la seguridad en Barcelona, especialmente en zonas sensibles, como se acordó este miércoles en la Junta Local de Seguridad entre la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, el conseller de Interior de la Generalitat, Joaquim Forn, y el propio Millo en nombre del Gobierno de España.
Han asistido al encuentro diecisiete comerciantes, entre ellos representantes de los históricos quioscos del paseo, del Mercado de La Boquería, de comercios regentados por la comunidad india o propietarios de algunos bares y restaurantes de La Rambla, como por ejemplo el Bar Núria, emblemático local del paseo catalán.
También miembros de asociaciones u organizaciones como Amics de la Rambla, Fem Paral·lel, Barcelona Oberta, Fundació Barcelona Comerç, Gremio de Restauración de Barcelona y Comertia, entre otros.
En declaraciones tras la reunión y en nombre de los comerciantes, el director del Gremio de Restauración de Barcelona, Roger Pallarols, ha valorado el encuentro con la vicepresidenta del Gobierno y su "complicidad" con los comerciantes.
Para Pallarols, "tras la desgracia que nos ha tocado vivir y que afecta al día a día de la ciudad, la reunión confirma el acompañamiento, complicidad y unidad por parte de los distintos poderes públicos".
Así, ha agradecido el "compromiso del Gobierno", expresado por la vicepresidenta, para "tirar adelante juntos y recuperar la normalidad en La Rambla. No estamos dispuestos a quedar sometidos a la barbarie. Hay que recuperar la normalidad y volver a abrir las persianas", ha sentenciado Pallarols.

http://www.lavanguardia.com/politica/20170824/43779502248/santamaria-agradece-a-los-comerciantes-de-la-rambla.html

Divendres, 25 d’agost de 2017
CCMA

Sáenz de Santamaría es reuneix amb comerciants i restauradors de La Rambla

ACN Barcelona.-La vicepresidenta del govern espanyol, Soraya Sáenz de Santamaría, i el seu delegat a Catalunya, Enric Millo, s'han reunit aquest dijous a la tarda amb comerciants i restauradors de La Rambla. Just una setmana després dels atemptats, a l'inici de la reunió a la delegació del govern espanyol a Barcelona, Millo els ha agraït l'atenció a les víctimes i la seva tasca a recuperar la normalitat a la ciutat després de l'atropellament massiu. A la reunió hi han assistit representants dels Amics de La Rambla, de l'associació Fem Paral·lel, de comerços regentats per la comunitat índia, de quioscos de premsa, i dels comerciants dels Porxos de la Boqueria, així com responsables del gremi de Restauració de Barcelona, de Comertia i Retailcat.

http://www.ccma.cat/324/saenz-de-santamaria-es-reuneix-amb-comerciants-i-restauradors-de-la-rambla/noticia/2805532/

Dissabte, 26 d’agost de 2017
La Vanguardia

Todas las Ramblas del Mundo
Jorge Carrión

“Soy un ramblero, me gusta ramblear por el primitivo cauce arenoso que corta en dos mitades el casco antiguo de Barcelona”, escribió Juan Goytisolo, quien durante décadas se alojó en el hotel Oriente cada vez que venía de visita. Otros grandes viajeros, como Hans Christian Andersen o Paul Bowles, también fueron huéspedes de ese edificio que –como el pasaje Bacardí o el Café de la Ópera– está recubierto por piel de espectro. Desde esa base de operaciones miles de visitantes planearon sus incursiones diurnas por el Barri Gòtic y nocturnas por el chino, aunque en el primero predomine el neogótico de principios del siglo pasado y en el segundo los inmigrantes del Extremo Oriente llegaran cuando el barrio ya era conocido como el Raval. La Rambla siempre ha sido una máscara, una seductora sirena, mitad auténtica, mitad impostura.

El escritor danés, coleccionista de cuentos, exageró que los cafés barceloneses no tenían nada que envidiar a los de París. Pero es cierto que se podría contar la literatura de los siglos XIX y XX a través de ellos, como paradas necesarias entre las librerías y los restaurantes y los teatros, tras tanto ir arriba y abajo, tras tantas sobredosis de ¬paseo.

Las librerías han desaparecido; los teatros y los restaurantes se han adaptado a los nuevos tiempos; los cafés que ya no están en la realidad, palpitan en las fotografías y en los libros. Tanto los modernistas, con Santiago Rusiñol a la cabeza, como los periodistas inmediatamente posteriores, liderados por Josep Pla, hicieron del Lion d’Or un café mítico, en diálogo con todos los cafés míticos de los alrededores, en esa época en que la literatura circulaba cotidianamente con poder mitificador y aún había centros con madera de mito.

Josep Maria de Sagarra le dedicó a la Rambla un poema en que la tacha de banal y turbia y clara; y Sempronio, tantas crónicas de establecimientos peculiares y de libreros famosos. En el hotel Continental se alojó George Orwell, quien escribió en su Homenaje a Cataluña: “A lo largo de las Ramblas, la ancha arteria del centro de la ciudad por donde circulaba un río interminable de gente, los altavoces atronaban las canciones revolucionarias durante todo el día y hasta bien entrada la noche”. Durante el franquismo, Gil de Biedma, que trabajaba aquí, dedicó versos famosos a los pájaros cabrones de la Rambla (terribles para la resaca); y Mario Vargas Llosa y Gabriel García Márquez almorzaron repetidamente en el Amaya (antes del puñetazo, también mítico); y Opisso y Ocaña la dibujaron con el lápiz y con el cuerpo; y Maruja Torres y Manuel Vázquez Montalbán la discutieron a la barra del Café de la Ópera, con un whisky en cada mano. Cómo me hubiera gustado ser testigo del encuentro en el café Zurich de la primera democracia entre otros dos viajeros enormes, Luis Sepúlveda y Bruce Chatwin, que construyeron allí un puente de historias y batallitas entre la plaza Catalunya y la Patagonia.
Todo ese legado obsesiona a otros escritores, como David Castillo, Julià Guillamon, Xavier Theros o Isabel Segura, y a blogueros de alto nivel como Enric H. March o Pere Cowley (algunos de ellos cercanos a editoriales necesarias como BCN Books o Comanegra), y a los Amics de la Rambla (cuya página web reivindica sin cesar ese patrimonio material e inmaterial de la humanidad); pero también a fotógrafos, artistas, cineastas o urban sketchers como Lapin o Sagar (que dibujan sistemáticamente todos los locales tradicionales que están a punto de cerrar, muchos de ellos rambleros por antonomasia).

Pero algo huele a podrido en toda enumeración, goteo de nombres. Es imposible resumir en un párrafo, en un artículo, esa tradición arbórea e infinita: la de todos aquellos, barceloneses o viajeros, que han escrito o han imaginado o han pensado, tras vivirlo, ese paseo de paseos.
Si eres barcelonés, de nacimiento o por inducción, en algún momento has ganado y has perdido la Rambla. Es nuestro rito de paso. Quedabas en Canaletas. Ibas al Pipa’s Club o al Glaciar o al Jamboree o al Sidecar o al Cangrejo o al London o al Marsella. Te tomabas más copas de las que católicamente podías asimilar. Hablabas y hablabas y hablabas; bailabas un rato. Te comprabas el diario de vuelta a casa a las seis de la mañana. Entonces también había turistas, pero menos. No sólo íbamos a hablar de literatura y de política con otros que también querían ser escritores o traductores o periodistas, sino a ligar: los turistas no molestan cuando son cuerpos que desean bailar contigo en la bruma halógena de la noche etílica. Se vuelven molestos cuando dejas de trasnochar. Cuando te haces viejo.
La generación de los hermanos Goytisolo o Gabriel Ferrater le pasó el testigo a la generación de Pepe Ribas, Nuria Amat, Nazario o Victoria Combalia. Después llegamos los nacidos en los sesenta, en los setenta, en los ochenta: y ya están ahí los noventeros, ganando y perdiendo también su Rambla y su plaza Real. Da igual si llegas desde México, como Juan Pablo Villalobos, desde Almassora, como Robert Juan-Cantavella, desde Mallorca, como Llucia Ramis, desde Francia, como Mathias Enard, o desde Mataró, como yo; o si eres barcelonés de pura cepa que escribe sobre Barcelona, como Francisco Casavella, Miqui Otero, Javier Calvo o Juan Trejo.
Ya estoy otra vez enumerando, goteando: la parte por el todo, para bien o para mal es así como pensamos los seres humanos. Y como recordamos. Lo que importa es que da igual si vives aquí toda la vida, veinte años o pasas sólo algunos meses: en algún momento te apropiaste de la antigua riera transformada en eje social. Y, como hace con su piel la serpiente, la dejaste atrás.

En todas aquellas noches del Glaciar y el Jamboree nunca reparé en la existencia del vecino pasaje Bacardí: tan obvio, tan oscuro: invisible. El tiempo te cambia la mirada sobre la ciudad y reorienta tus proyectos y tus apropiaciones. El otro día me uní disimuladamente a un grupo de turistas que lo recorría. No era capaz de entender el idioma que usaba el guía, pero sí reconocí un topónimo: “Santiago de Cuba”. Para mi sorpresa, aquel individuo estaba vinculando ante su crédulo auditorio ni más ni menos que la historia de esa galería monumental y decadente, que une la plaza Real con la Rambla –un proyecto financiado por el barcelonés Ramon Bacardí i Cuyàs–, con una historia paralela pero lejana, en la misma segunda mitad del siglo XIX, la del ron Bacardí en Santiago de Cuba –obra y milagro de Facund Bacardí i Massó, natural de Sitges–. Una ópera con una habanera. No hay remixes más extremos que los que inventa el turismo.
Todas las ciudades contienen espacios reconcentrados que las resumen, que las explican. Arcas de Noé que recogen los elementos que recordaríamos cuando bajaran las aguas del diluvio y tuviéramos que construir la mitología del paraíso perdido. Si la suma de los casi cuatrocientos pasajes de esta ciudad configuran una suerte de Barcelona en miniatura fragmentada por todo el área metropolitana, en la Rambla ese parque temático y no obstante auténtico se puede recorrer sin interrupciones. De nosotros depende que su relato sea coherente y poderoso; o de que, por el contrario, sea simplificado, neutralizado, remezclado en todas las lenguas por agentes ajenos a ese vínculo importante, el que une el patrimonio con la historia (hermana mayor de la memoria).

Lugar de encuentro entre nativos y foráneos; eje que hace dialogar centros de arte de alto nivel (Arts Santa Mònica y La Virreina) con tenderetes de acuarelistas y retratistas, la ópera (del Liceu) con las estatuas humanas; recuerdo de la muralla y de sus puertas (ese mosaico de cerámica que hay sobre la fuente de Porta Ferrissa); corredor de brisa marina hacia las alturas y de aire de montaña en dirección al mar; micromundo de carteristas y camareros y limpiabotas y bohemios y fantasmas de vendedores de pájaros y floristas de carne y hueso y turistas y turistas y turistas y algún que otro practicante secreto del venerable arte del rambleo; espacio de celebración de los triunfos del Barça (la fuente de Canaletes) y del encuentro con América (aunque la estatua de Colón apunte hacia las islas Baleares); columna vertebral de algunos de los cafés y restaurantes y hoteles más venerables de Barcelona: la esencia de esta bendita ciudad es la cal y la arena, el contraste y el encuentro. Y su destino: cosmópolis.

En este cambio de siglo se ha impuesto un nuevo relato y una nueva imaginería de la Rambla. Sus más de doscientos mil paseantes diarios –un Camp Nou lleno por la mañana, otro igual de lleno por la tarde– son sobre todo visitantes extranjeros, que circulan entre terrazas de paella precongelada y supermercados de sombreros mexicanos y heladerías italianas y camellos de tres al cuarto. Pero durante la mayor parte de su existencia moderna, ese kilómetro y pico de paseo arbolado tuvo una narrativa muy distinta. Las dos dimensiones principales de ese pasado reciente perviven en la arquitectura y en los textos, en las placas de las fachadas y en los archivos fotográficos.

Tenemos que apostar radicalmente por una arqueología del sentido depositado en ellos. No hablo de una recuperación idealizada, de una mitología tergiversadora. Me refiero a una doble recuperación, en el estricto presente, del patrimonio físico y espiritual de la Rambla. El turismo masivo es un fenómeno irreversible, de modo que no puede ser una reapropiación simbólica cuantitativa, sino cualitativa. Precisa y mínima, de una arqueología quirúrgica de alta calidad.
Reapropiarse de la Rambla. Pasearla puntualmente, por obligación cívica y moral; porque queremos mantener el control, al menos, de una parte del relato, la que más nos afecta; y por nostalgia; y por turismo; y por placer; y porque nos da la gana. Porque en ella estuvo el centro y se perdió, lo perdimos. Porque en ella está el eco de nuestro rito de paso. Porque esa sombra que ahora mismo atraviesa el mural de Joan Miró –que el pintor diseñó como un saludo a los viajeros que, como Rubén Darío o Walter Benjamin, llegaron durante siglos desde el mar– es la sombra de tu sombra, que sigue ahí desde aquella presentación en la Documenta o en la Central del Raval, desde aquella cena y aquellas copas, aquel beso, aquellos tipos chungos, aquel taxi que no quería pasar.

La Rambla fue central en algún momento de nuestras vidas, como fue central en la vida y la cultura de Barcelona; pero dejó de serlo. En el siglo XXI ya nada lo es. Ese destino estaba en su ADN: los espacios abiertos, los laboratorios mestizos, los ámbitos de encuentro y contradicción están benditamente condenados a la clonación, la diseminación, el viaje. La Rambla representa la esencia de Barcelona porque es intrínsecamente plural. La nuestra es una metrópolis de pueblos y ciudades. Por eso ahora la Rambla es todas las Ramblas: de Catalunya, del Raval, de Badal, del Poblenou, de Prim. Y todos los paseos: de Gràcia, Sant Joan, del Born, de Sant Antoni, Valldaura. Todas esas vías que, habitualmente, sí vivimos y sí narramos.

En todas las Ramblas de Barcelona se conserva la experiencia universal del caminar contrario al tránsito: para formar la atención, para ver y para que te vean, para buscar y para encontrar y para ser encontrado. Los viajeros europeos del siglo XIX comparaban a menudo la Rambla barcelonesa y el ¬paseo de Gràcia con el paseo del Prado de Madrid, deteniéndose
en las diferencias, en los matices, que los llevaban irremediablemente a los Campos Elíseos y al resto de paseos burgueses y avenidas ¬comerciales europeas, con sus cafés, librerías, pasajes, grandes almacenes, museos, mercados.

Cada ciudad entiende y practica de un modo distinto el arte del pasear, respetando una sintonía internacional, compartida, que entiende que caminar es un modo de relacionarse con los demás, de leer, de conversar, de ser ciudadano, de rechazar la barbarie y el desierto. Por eso estos días la parte superior de la Rambla se ha llenado de cirios y de flores, sí, pero también de palabras. Miles de nombres escritos con tiza: listas como las que ha trabajado obsesivamente el artista Ignasi Aballí –cuyo taller se encuentra por cierto en el Raval–, enumeraciones de topónimos y de conceptos de adultos, con la caligrafía multicolor propia de los ¬niños.
El atentado de Niza se produjo en el paseo de los Ingleses; el de Estocolmo en la calle Drottninggatan, una arteria comercial; los de Londres, en las inmediaciones de dos puentes, el de Westminster y el London Bridge. Son, como todas las ramblas de Barcelona, fragmentos de un mapamundi de ejes caminables, con quioscos, con licorerías, con restaurantes, con floristerías, llenos de rambleros en su propia ciudad o de turistas que ramblean por el mundo, que gracias a los vuelos low-cost se escapan en cuanto pueden a la Via Corso de Roma, al londinense Oxford Street, a la Kudamm de Berlín, a la avenida Istiklal de Estambul. Corredores de gente donde se confunden los flâneurs y los transeúntes, los nativos y los inmigrantes y los visitantes esporádicos, en una masa por momentos con rostros identificables, casi siempre anónima. La Rambla es el Malecón de La Habana y la costanera de Montevideo o de Alejandría: los caminos anfibios que, para sentirnos menos solos, recorremos todos los tristes del mundo.

http://www.lavanguardia.com/vida/20170826/43800051690/ramblas-barcelona.html

Divendres, 25 d’agost de 2017
Sur

Las Ramblas pide ser peatonal

Vecinos y comerciantes reclaman el blindaje de la artería más turística de la capital catalana
Los vecinos y comerciantes de Las Ramblas reclaman cambios urgentes en la concepción circulatoria y urbanística de la arteria más popular de Barcelona y creen que las medidas que el ayuntamiento prevé adoptar para aumentar la seguridad deberían incluir la peatonalización de la zona.

Xavi Masip, gerente de la asociación Amics de la Rambla, que agrupa a entidades vecinales y de vendedores, reconoce que el blindaje total de la vía azotada el jueves pasado por el atentado terrorista es imposible porque acoge muchos hoteles, tiendas, teatros y museos que necesitan suministros diarios, pero sí considera que la tendencia debería ir hacia su «peatonalización progresiva», tanto por motivos de seguridad, como por cuestiones urbanísticas y comerciales. «Costará mucho porque ningún equipo consistorial se ha atrevido, pero es el momento de ser valientes», afirmó ayer Masip, una semana después de los atentados.

El modelo de paseo que proponen desde Amics de la Rambla es similar al que ya se aplica en la vecina calle de Portal del Angel (la vía comercial más cara de España), donde el tráfico solo es posible para suministros y servicios, y en el caso de furgonetas de reparto en unos horarios muy concretos.

Reducto turístico

Las Ramblas llevan años en el centro de la polémica porque los barceloneses les han dado la espalda y las han entregado a los turistas. Por ello, cada gobierno municipal que accede al mando en la plaza de Sant Jaume diseña su propio plan de mejora que con el tiempo acaba fracasando por su falta de ambición.

El equipo de Ada Colau había consensuado una reordenación con los vecinos y comerciantes, pero el proyecto se quedaba corto, pues no acometía una reducción significativa del tráfico. El ayuntamiento se ha comprometido ahora a revisar el plan especial para Las Ramblas para incluir medidas de seguridad, entre otras más presencia policial y barreras físicas móviles, que suben y bajan, como ya hay en la Rambla del Poblenou, por ejemplo.
«La situación actual puede propiciar estos cambios», afirmó Masip. «Nos planteamos, y creo que es más eficaz, una visión urbanística de la ciudad que prevea el tema de la seguridad», aseguró ayer el concejal de Seguridad, Amadeu Recasens. El regidor dijo que el plan para deberá ser revisado para tener en cuenta las medidas de protección. Lo que cambiará seguro es que habrá menos paradas. Se mantienen 16 floristerías y doce quioscos, pero desaparecen once antiguas pajarerías. También pasarán a mejor vida las 25 cabinas telefónicas que aguantan como reliquias del pasado.

http://www.diariosur.es/nacional/ramblas-pide-peatonal-20170825000613-ntvo.html

Diumenge, 27 d’agost de 2017
Blog d’Alfred Bosch (Cap Grup Municipal ERC i soci d’Amics de La Rambla)

Pau a la Rambla

El millor homenatge al 17A, recuperar el passeig

Les víctimes de l’atemptat del 17 d’agost mereixen tots els homenatges. Els serveis d’emergència i de seguretat que aquell dia es van dedicar a salvar vides, també. I els veïns, ciutadans i visitants que aquell dia ho vam patir, també. Sense cap mena de dubte, ens hem de posar d’acord entre tots per erigir un memorial a l’indret adequat, en record de totes les persones afectades. Però podem fer més, molt més. Podem fer que la Rambla sigui el millor passeig del món. Aquest seria potser l’homenatge que més sentit tindria.

Hem de fer els actes que corresponen, i socialitzar el dolor. S’ha de fer, per descomptat. S’ha de poder expressar el sentiment col·lectiu, s’ha de compartir i s’ha de traduir en algun record visible, que ja per sempre es converteixi en recordatori del que no ha de tornar a passar mai més. ¿Però us imagineu un record més durador, un homenatge més gran, un acte col·lectiu més valuós, que aconseguir fer de la Rambla aquell passeig que, en paraules de García Lorca, no voldríem que s’acabés mai?

Hem de recuperar la Rambla, i una gran tragèdia ens brinda també una gran oportunitat. Hem de recuperar-la en el sentit més ple de paraula, no pas per tornar enrere i reproduir allò que ja es va endur la història; recuperar-la per a la gent i per a Barcelona. El que va passar el 17A ens hi obliga, perquè no podem deixar de demostrar que estimem tot allò que va ser amenaçat; la joia de viure, la barreja, la diversitat, el color, el moviment, les flors, les parles, les creences, les llibertats i les vides.

Si ens resignem a no fer res, a deixar que el nervi sentimental de la nostra ciutat es continuï degradant, no haurem honorat prou la memòria d’aquells que van patir un atemptat que, recordem-ho, va actuar contra tot allò que la Rambla sempre ha representat. Una altra cosa és com ho fem. Aquí hauran de parlar els experts en mobilitat, els tècnics en seguretat, els urbanistes i, per damunt de tot, la societat civil. Els Amics de la Rambla, les associacions de veïns, les floristes, els quiosquers, els comerciants, i tots els col·lectius que ajuden a fer ciutat.
La meva proposta, com a regidor de Barcelona però també com a veí i ramblista insubornable, seria pacificar la via al màxim. De fet, pacificar ve de pau, i el que necessitem ara és pau elevada a l’enèsima potència. Hem d’humanitzar la Rambla i aconseguir que hi domini el vianant, tant com sigui possible. Que hi passin el mínim de vehicles, i que les persones s’hi sentin segures en tots els sentits. Ja fa temps que diem que Barcelona és la ciutat del vianant, i en això tenim algun rècord mundial; segurament som la gran ciutat en què més es camina. Doncs que es noti, i que es noti al cor de la Barcelona de sempre.
El mitjà de transport més corrent a la nostra ciutat és l’anar a peu. És també el més natural, sostenible, ecològic i saludable. I econòmic. Com és que el vianant no regna a la Rambla? Regna a carrers on fa uns anys s’hi passejava molt menys i els no eren, de cap manera, tan emblemàtics i representatius. Ja sé que no és fàcil, que hi ha molt problemes, que hi han de passar autobusos, que els cotxes han d’accedir als aparcaments, que s’han de poder fer els repartiments i han de poder transitar ambulàncies i cotxes patrulla. Però també sé que avui en dia existeixen autèntics mestres que tenen una infinitat de solucions tècniques a tots els impediments de mobilitat. Reunim als millors, que hi pensin i que proposin com podem fer que al passeig s’hi passegi en plenitud.

No val queixar-se que si ho fem, se’ns omplirà encara més de turistes i la perdrem del tot. Aquesta seria una posició temorosa, i recordem-ho, no tenim por. Qualsevol reforma que fem al centre històric de la ciutat ens pot portar més turisme, però no per això deixarem d’innovar, progressar i millorar, oi que no? El que hem d’aconseguir, i podem fer-ho, és que sense fer fora ningú, la Rambla sigui molt més atractiva per als barcelonins. L’experiència demostra que fer carrers de vianants ajuda a fomentar que veïns i veïnes se’n facin els amos, sobretot si hi ha un bon pla d’usos i els comerços actuen d’imant.

El Portal de l’Àngel no és el millor exemple del que voldríem, però en l’aspecte que us comentava ara, cal admetre que la pacificació d’aquesta via no l’ha fet més turística que la Rambla, tot el contrari. Tampoc ho és Portaferrissa, ni la Boqueria, ni Argenteria. Tots ells són carrers de vianants i tots ells suporten menys pressió turística que la Rambla. De fet, les barreres laterals que suposen els carrils de pujada i de baixada, fan que resultin poc atractius per als locals, i en part això ajuda a que les botigues que s’hi estableixen siguin les que són.
L’operació s’ha de fer en concordança amb el pla especial que ja impulsa l’ajuntament, ajudat d’un concurs internacional. S’ha de combinar amb un pla d’usos intel·ligent. Cal reactivar tots els equipaments públics que té el passeig, que són molts i alguns del tot infrautilitzats; la Virreina, el palau Moja, el plau March, la Foneria, el teatre Principal, el Poliorama, el Capitol, el Liceu, Santa Mònica, centres universitaris, el mercat de la Boqueria… i segur que me’n deixo. En tot cas, les administracions poden ajudar molt a donar vida al nostre primer passeig, més enllà de l’oci i el turisme,.

Barcelonines i barcelonins, ens toca ser valents; fem-nos nostra la Rambla. Els visitants també. Tothom hi és convidat en so de pau. Pacifiquem. No hi ha millor homenatge. Que aquesta via antiga i desbordant d’humanitat sigui la més alegre, la més sàvia, la més pencaire, la més estimulant. Que no la vulguem acabar mai. Que tothom hi vulgui passejar. Ramblegem i no parem. Fem allò que feien aquells nens, aquelles dones i aquells homes que van ser brutalment segats el 17 d’agost. Que no hagin patit debades, que el seu llegat sigui el millor. No ens encongim, no apostem per les barreres i la por. La Rambla ens farà lliures.

https://alfredbosch.wordpress.com/2017/08/27/pau-a-la-rambla/

Dimarts, 29 d’agost de 2017
La Vanguardia

Deu raons per pacificar la Rambla
Opinió. Alfred Bosch

No hauríem volgut viure mai el que vam viure el 17-A. Però l’atemptat va passar, ens va estabornir i ens va marcar per sempre més. No ho vam triar. El que sí que podem triar, però, és convertir la tragèdia en oportunitat, i el que més pot curar l’orgull ferit de la ciutat, el que més pot ajudar a cicatritzar la ferida, és actuar sobre la ferida, de manera física. A la Rambla. Al passeig podem fer el que decidim entre tots. Podem convertir la Rambla en un passeig de pau, de civilització, de convivència i de tot allò que ens van voler rebentar. Podem fer-ho, ho hem de fer. I, d’arguments, no ens en falten.

1. Hem d’honorar les víctimes, que, no ho oblidem, estaven ramblejant. Com? Fent el recordatori que decidim entre tots, però sobretot fent que ramblejar sigui la cosa més bonica, joiosa i segura que el passeig pot oferir. Aquest serà el màxim reconeixement. Apostem per la vida.
2. Pacifiquem la Rambla, limitant tant com sigui possible l’afluència de vehicles, i també en el sentit més ple, incloent-hi la seguretat, la convivència amb els veïns, el respecte a la diversitat... Barcelona ha demostrat a tot el món que no té por, i la millor manera d’il·lustrar-ho del tot és fent que el nervi sentimental de la ciutat sigui un torrent de pau.

3. Convertim els plors en acció de ciutat. Ara és el moment. Els que som a l’Ajuntament, en concret, tenim l’obligació de reunir el coratge i el consens necessaris per recuperar el nostre passeig més estimat. No s’entendria que en aquesta hora no fóssim valents i generosos.

4. Ajudem i protegim els que caminen. Barcelona ja és una de les ciutats del món que més es desplacen a peu. La Rambla ha de ser també símbol en això, donant tant protagonisme com sigui possible als vianants, que són els més ecològics, els que donen més humanitat... i també els més vulnerables.

5. No es tracta de prohibir els vehicles, ni tampoc el transport públic. Es tracta de trobar la solució més intel·ligent per reduir-los al mínim. I no seria intel·ligent que els polítics entréssim en el debat tècnic, així que, un cop establert el principi inspirador, reunim els millors experts perquè aportin solucions concretes, i també els que viuen la Rambla cada dia (veïns, comerciants, treballadors, quiosquers, floristes, Amics de la Rambla...).

6. No ens deixem paralitzar pel pànic a la massifi¬cació turística. Estem obligats a millorar Barcelona per als barcelonins, i si evitem tota reforma per por del turisme o la gentrificació se’ns degradarà la ciutat i deixarà de ser atractiva pels que vivim aquí. Fem-ho amb vista.

7. Usem la pacificació de la Rambla per anar cap a un nou model turístic de qualitat i defugir el turisme de masses. De fet, els carrers pacificats de la zona són molt menys turístics que la Rambla (Ferran, Escudellers, Portal de l’Àngel, Portaferrissa...). No hi ha cap relació causa-efecte; és possible fer-ho bé.

8. Combinem-ho amb el concurs internacional que ha convocat l’Ajuntament, afegint-hi un bon pla d’usos, potenciant els edificis públics del passeig, atraient-hi veïns... Fem un pla integral de recuperació de la Rambla.

9. Tinguem coratge. Com diu l’amiga quiosquera Pilar Gili: “Com volen que no ens atrevim a salvar la Rambla? Més fotut ho van tenir els Mossos, oi?”. Doncs això: és l’hora de ser valents també amb l’urbanisme.

10. Que l’alarma de l’atemptat sigui un despertador. Si ens adormim una generació més, haurem perdut la Rambla per sempre. Posem-hi la lucidesa, l’orgull, la fermesa i l’amor que hem demostrat aquests dies. Que mai no sigui dit que no vam estar a l’altura, que no vam deixar herència digna d’aquest nom. Fem de la Rambla el millor passeig del món.

http://www.lavanguardia.com/local/barcelona/20170829/43894603051/deu-raons-per-pacificar-la-rambla.html

Dimecres, 30 d’agost de 2017
La Vanguardia

ERC propondrá peatonalizar La Rambla para que no circulen vehículos privados

El presidente del grupo municipal de ERC en el Ayuntamiento de Barcelona, Alfred Bosch, ha anunciado hoy que presentará una propuesta en la próxima Comisión Municipal de Urbanismo y Movilidad para que se encargue un estudio para "pacificar" La Rambla y que no puedan circular vehículos privados.

Tras reunirse con el presidente de la asociación Amics de La Rambla, Fermín Villar, Bosch ha argumentado que "después de los atentados, el mejor homenaje que podemos hacer a la Rambla es su pacificación".

"La Rambla debe ser un símbolo de la paz en Barcelona y a nivel global; proponemos una pacificación en todos los sentidos, dando el máximo protagonismo a los peatones", ha dicho el dirigente republicano.

La propuesta de ERC será que el gobierno municipal encargue "un estudio técnico con expertos para presentar una propuesta de pacificación de la Rambla".

Por su parte, Fermín Villar ha recordado que la propuesta de pacificación "es una demanda nuestra de siempre" y ha asegurado que "el vehículo privado no tiene sentido en la Rambla".
Villar ha agradecido que se quiera dar un nuevo impulso a la pacificación del paseo, y ha reclamado también al gobierno de Ada Colau "que haga cumplir el Plan Especial actual que impida algunas actividades que se dan actualmente".

El presidente de la asociación Amics de La Rambla también ha expresado la necesidad de un memorial "que no sea sólo un recuerdo de las víctimas, sino también un homenaje a la respuesta de la ciudadanía".

http://www.lavanguardia.com/politica/20170830/43924858537/erc-propondra-peatonalizar-la-rambla-para-que-no-circulen-vehiculos-privados.html

Dimecres, 30 d’agost de 2017
El Periódico

El centro gana afluencia local pero sus negocios sufren el efecto del 17-A

Con los altares de la Rambla extinguidos (excepto uno), el centro icónico de Barcelona ha dado un paso acelerado hacia la normalidad, con un poso de dolor que tardará en sanar. Pero los efectos del atentado a corto plazo en la vida cotidiana de la zona están por determinar. Oficialmente, según han reiterado hoy martes el ayuntamiento y los agentes económicos de la ciudad, la repercusión en la afluencia turística y la actividad ha sido mínima. Pero, obviamente, la agitación comercial y de restauración ha sido estos días mucho menor de la habitual, en especial en la Rambla.

No hay una estadística fiable, pero sí la voz de los operadores de la zona. Dejan claro que los efectos en el negocio carecen de importancia ante la gravedad del atentado, pero evalúan la caída de la facturación entre el 30% y el 50% en muchas terrazas de restaurantes, e incluso por encima de esta cifra en el conjunto de su actividad. Coinciden en que la retirada de las ofrendas ayudará a pasar página, por duro que sea.

"Es normal que no se trabaje estos días porque la gente ha pasado de venir a una calle de ocio a visitar un cementerio, y después no les apetece comer en la zona", reflexiona un operador del restaurante-lounge Living, que suma casi dos décadas en un pasaje que da a la Rambla, y donde la actividad ha bajado en torno a un 60%. Su sentimiento es compartido por otros trabajadores y empresarios de la zona: la gente llega, pasea, siente, pero muchas veces no tiene ánimo para comer ni para pensar en compras.

Curiosamente, coinciden floristas y paradistas de este eje, los turistas no han dejado de llegar pero sí han perdido peso como peatones, ante el emergente batallón de barceloneses dispuestos a reconciliarse con la Rambla en su desgracia. Está por ver si el acercamiento de miles de ciudadanos que habitualmente la evitan se consolida o si se queda en un visita de cortesía y duelo, opinan.

Incertidumbre

Ante este nuevo panorama humano, no es de extrañar que la actividad económica se haya frenado, porque muchos de sus negocios no tientan ni están pensados para los gustos del barcelonés, reflexiona Fermín Villar, presidente de Amics de la Rambla. A su juicio, ahora será la hora de observar realmente el impacto, con el velatorio finalizado, y sin el reclamo que ha supuesto ese ritual para muchos visitantes. De momento, los puestos de suvenires y los quioscos dicen que su trabajo ha bajado un poco, aunque no saben hasta qué punto atribuirlo también al final de agosto. Villar insiste en la importancia de reforzar la presencia policial, sobre todo de Guardia Urbana, que siguen viendo insuficiente.

En el padre de los restaurantes del vial, el Amaya, la propiedad suscribe una caída del 40% en la actividad de su terraza, y una situación singular en su interior. "Muchos clientes de Barcelona que vienen de vez en cuando han acudido a comer estos días, después de visitar las ofrendas", cuenta Mireia Torralba. Han cubierto el vacío de la presencia turística, aunque por la noche no hay relevo para el eventual vacío de no pocas mesas.

El teniente de alcalde de Empresa, Jaume Collboni, ha destacado hoy tras la primera reunión del grupo de seguimiento de los agentes económicos del comercio y el turismo de la ciudad creado tras el atropello masivo, que "la normalidad que era un deseo es ya una realidad", en base a que la ocupación hotelera resiste en el 85% previsto para este mes y reforzado gracias al congreso europeo de Cardiología, estos días. Admite, no obstante, que el centro sí se ha resentido en el comercio y la restauración.

El efecto no solo castiga al epicentro de Barcelona sino a la gran mayoría de sus grandes ejes comerciales, añade Gabriel Jené, presidente de Barcelona Oberta y, en concreto, del eje de Pelai. Destaca que el impacto ha sido menor de lo esperable, aunque haya afectado "como es normal al hábito de compra", pero que habrá que esperar para ser concluyente. Mantiene que el sector del lujo lo ha notado menos, aunque estos días pueden encontrarse hoteles de cinco estrellas a poco más de 200 euros.

Evaluaciones pasados 30, 60 y 90 días del atentado

Tras la reunión hoy martes de representantes municipales con los agentes económicos de Barcelona (desde hoteleros a comerciantes, patronales, sindicatos, Fira y agentes de viajes), Collboni ha anunciado el compromiso del consistorio y los operadores para recopilar datos de forma sistemática en los plazos de 30, 60 y 90 días. De ese modo, pretende ofrecer un análisis del impacto del atentado en el sector con más perspectiva y que sirva de base para eventuales medidas excepcionales, con criterios rigurosos. De momento, el teniente de alcalde cree que la ocupación y las pocas cancelaciones hoteleras invitan a ser optimistas sobre la recuperación de la ciudad, en comparación con otras urbes europeas azotadas por el terrorismo.

Collboni ha enfatizado que más allá de una campaña promocional para revertir cualquier impacto, lo mejor que puede hacer Barcelona "es explicar y expresar la normalidad con la que vive la ciudad, porque no hace falta que se venda su reputación internacional, que está más que construida en el imaginario" del turista. Ha agregado que la mejor prueba de la voluntad de recuperar la normalidad fue que pasadas 24 horas después del suceso, la Rambla estuviera llena.

Algunos operadores han explicado tras el encuentro que el ayuntamiento -que ha tenido una tensa relación con el sector desde la llegada de Colau a la alcaldía- parece ahora mucho más sensible a defender la importancia del turismo en la ciudad. De hecho, Collboni ha vuelto a agradecer la reacción y solidaridad del sector inmediatamente tras la tragedia.

http://www.elperiodico.com/es/barcelona/20170829/el-centro-barcelona-gana-afluencia-local-pero-sus-negocios-sufren-efecto-del-atentado-rambla-6252884

LA RAMBLA DE BARCELONA
La Rambla és un dels indrets de Barcelona on bull més activitat, una ciutat dins d'una altra ciutat.
Carregant...
x
X